RECIENTEMENTE, EL DÍA publicaba la noticia de que los puertos tinerfeños perdían tráfico de mercancías, mientras que los de Las Palmas lo ganan. Entonces, nos podríamos preguntar: ¿en un sitio se hacen las cosas bien y en otro mal? La capital de Tenerife no puede seguir sumida en la parálisis y en la decadencia. Ahí tenemos el ejemplo de Las Palmas, que en los últimos años ha realizado importantes actuaciones en sus playas, en su puerto, en sus alojamientos hoteleros y en su entorno urbano y viario. Mientras tanto, en Santa Cruz se han pasado los años y años "un pasito pa''lante y dos pa''trás", mareando la perdiz y sin dar solución a los problemas de El Toscal, del centro urbano, de Las Teresitas, de la costa, del puerto o de los barrios. Y mucha responsabilidad de esto la tienen los que sistemáticamente han bloqueado cualquier iniciativa económica e inversora.

No podemos aceptar que mientras otras ciudades progresan y mejoran sus playas, sus infraestructuras, sus barrios y sus dotaciones sociales, Santa Cruz sufra la paralización continua de sus principales proyectos. De una vez por todas, los políticos tinerfeños, con consenso y dejando de lado luchas e intereses partidistas, deben afrontar con valentía y decisión la aprobación del PGO de Santa Cruz, simplificando en el Parlamento de Canarias unas normas aprobadas en el pasado que fueron diseño y obra de unos legisladores y técnicos no sabemos si en algunos casos jaleados y estimulados por intereses contrarios al progreso de Tenerife y de su capital.

No podemos seguir perdiendo el tiempo hablando y discutiendo sobre el PGO en foros de todo tipo, y especialmente en asambleas donde no asisten más de treinta personas, mientras la ciudad clama desde hace años por soluciones efectivas. Mucho ha llovido desde que, en 1995, propusimos desde Fepeco al Ayuntamiento de Santa Cruz una serie de proyectos para la rehabilitación del barrio de El Toscal y el desarrollo de otras zonas urbanas degradadas de la ciudad. Incluso editamos el libro "Influencia del Plan General de Ordenación en el sector de la construcción de Santa Cruz de Tenerife", escrito por D. Manuel Hidalgo, eminente urbanista y abogado, donde también planteábamos diversas propuestas de futuro para la ciudad. Un trabajo que desde entonces duerme el sueño de los justos.

Porque ideas y proyectos serios y viables ha habido, y hay, para modernizar y hacer crecer la ciudad. Sin embargo, necesitamos gobernantes con coraje, con altura de miras, con preparación y visión de futuro, y con amor por Santa Cruz. Necesitamos políticos valientes, que pasen ya a la acción, porque Santa Cruz está herida de muerte y no podemos dejar que se muera.

Los miles de desempleados de Santa Cruz son la prioridad y los empresarios estamos dispuestos a crear los puestos de trabajo que se necesitan, pero no lo podemos hacer porque desde grupos minoritarios y desde la propia Administración bloquean, paran y denominan pelotazo a cualquier iniciativa seria de inversión y empleo, y ¡así nos va!, con dirección a no se sabe dónde.

Los empresarios, que sabemos lo que es crear empleo, estamos dispuestos a trabajar en nuestra y por nuestra tierra, pero también somos responsables y desde luego no demagógicos. Ahí está el Informe de Coyuntura Económica de la CEOE-Tenerife, muy importante por los datos, que prevé un desempleo del 32%, una menor llegada de turistas y la caída del PIB. Toda una advertencia de la difícil situación en la que estamos y, parece ser, que sufriremos. Lo que exige una profunda y sería reflexión para que dejemos los particularismos y protagonismos y afrontemos el futuro con responsabilidad y menos sectarismo. Unión y capacidad de diálogo. Todos tenemos que mirar en la misma dirección, porque nuestra ciudad y nuestra Isla así lo demandan.

¿Hacia dónde va Santa Cruz? Pues sencillamente a donde seamos entre todos capaces de llevarla y donde se merece, a su progreso y desarrollo y, sobre todo, a crear empleo y actividad económica. Cada uno en su sitio, todos tenemos que arrimar el hombro en estos momentos difíciles, y la base es la aprobación del Plan General de Ordenación. Y si se quiere, sí se puede.