El pequeño comercio de Santa Cruz de Tenerife se muere. Poco a poco van cerrando establecimientos en distintos puntos de la ciudad y los locales que dejan, en vez de alquilarse rápidamente, se quedan huérfanos más tiempo del deseable.

Un paseo por las principales vías comerciales de la ciudad ofrece una imagen devastadora, pero real de la situación que atraviesan las pymes canarias.

En el tramo de los números impares de la acera de la Rambla Islas Canarias (antigua General Mola) entre Santiago Cuadrado y La Paz hay 12 locales, de los que solo seis están abiertos, aunque uno de ellos tiene colgado el cartel de "se traspasa".

Esta desolación no es tan habitual en la calle Castillo y cercanías, pero la situación es alarmante. "Las calles paralelas y transversales a Castillo se están hundiendo todas", opina Luis de Miguel Bartolomé, presidente de Federación de Comercio de la provincia de Santa Cruz de Tenerife (Fedeco).

En la propia calle Castillo hay cinco locales cerrados. A la altura del número 20, del 32, del 48 y del 53. En el número 57 también hay una tienda cerrada, pero están trabajando en estos momentos en ella con intención de abrir, según se percibe desde la vía. "Antes había bofetadas por locales en la calle Castillo, El Pilar o San José", añade De Miguel.

En la parte alta de la Rambla Pulido e Islas Canarias la situación es dramática. Sandra Sánchez tiene una peluquería en la acera de Islas Canarias donde hay seis locales abiertos y seis cerrados. Sin ningún vecino cerca, se queja de la precaria situación de un negocio en el que lleva cerca de un año y medio. "El bar Gran Vía ha pasado por tres manos en un año y ahora lo están desmontando todo", explicó.

La situación de falta de clientes la achaca, entre otras razones, "al tranvía" porque "aquí, en medio de dos paradas, no hay nada, sólo viviendas".

En este sentido se quejó de que la zona comercial tranvía era algo que sólo existía sobre el papel. "La página web no me deja darme de alta, aseguró Sandra Sánchez. Asimismo se quejó de que antes de las elecciones les aseguraran que iban a traer regalos para que les pudieran dar a sus clientes, pero que luego todo se ha quedado en nada.

La lóbrega estampa que muestran algunas aceras de la Rambla Islas Canarias se está extendiendo por otras calles de la ciudad. En ellas brotan, como por contagio, carteles de "se traspasa" o de "liquidación por cierre".

La Rambla Pulido tiene 21 locales que o están cerrados o han colgado el cartel de "se vende", "se traspasa" o "se alquila".

En calles tan comerciales como Teobaldo Power hay siete locales que se traspasan. Algunos, como el que está a la altura del número 26, están cerrados, pero otros se van solo para abrir en otro lado.

Es el caso de Vanesa Ramallo, una joven empresaria de 31 años que después de dos años en Teobaldo Power se muda a Núñez de la Peña, en La Laguna. "Me voy porque creo que el núcleo comercial está en La Laguna", dice.

Ella, explica, comenzó como franquicia, pero después decidió desligarse. Como autónoma e independiente, se dio cuenta de lo que cuesta "llenar la tienda de mercancía". "Hay que invertir mucho dinero" para que haya suficiente ropa, que el género rote...

Aunque está alquilada, asegura que no se puede quejar del precio del mismo. Pero no dice lo mismo de Santa Cruz de Tenerife. "En general, el centro está muy abandonado. A todos los niveles, yo no veo que se esté haciendo una labor importante para el pequeño comercio, para la gente y para el ocio". Esta situación, en su opinión, no es algo nuevo, sino una actitud que lleva tiempo caminando y a consecuencia de la cual "Santa Cruz se ha muerto".

Vanesa explica que en calles como Teobaldo Power hay mucha iniciativa privada, con ideas para dinamizar. "Pero a la hora de ejecutar cuesta dinero y no tenemos ese dinero". Las entidades o administraciones, además, tampoco disponen de muchos fondos, apostilla.

El caso de Vanesa no es dramático. Es joven y va a continuar con su negocio en La Laguna, pero ¿donde van los pequeños empresarios que cierran porque no pueden más? "Se van a su casa a llorar", opina Luis de Miguel Bartolomé.

"El pequeño comerciante está aguantando todo lo que puede, gastándose las reservas de años anteriores". Ha ido despidiendo a empleados y finalmente se ha quedado "el propietario con su familia" y, en muchos casos, "deudas". Esto último es lo único que parece que le queda cuando echa el cierre a su negocio.

Desde Fedeco indica que aún no cuentan con cifras oficiales, pero que muchos comerciantes les dijeron que si la campaña de rebajas no cumplía las expectativas para pagar a los proveedores tendrían que cerrar. Tal vez un ejemplo significativo sea una exclusiva tienda de ropa y decoración en la avenida 25 de Julio, que echó el cierre por traslado a Madrid el pasado mes de febrero.

El origen de toda esta destrucción es multifactorial, pero el presidente de Fedeco apunta algunas causas, como que no se pusiera freno a la implantación de grandes superficies. "40 o 50 grandes superficies tienen más cuota de mercado que 40.000 comercios pequeños".

También critica el masivo establecimiento de franquicias dominadas por personas de fuera de las Islas que se llevan el beneficio de éstas a sus lugares de origen. Ese dinero que se va no se queda en la compra de otros bienes y servicios, como sí ocurre con el beneficio de las pymes canarias. Esto "no se comprende desde un gobierno canario que lo que tenía que hacer es defender al sector nuestro", opina.

Aunque De Miguel carga las tintas contra el anterior director general de Comercio, cree que "no se han emprendido acciones eficaces y rápidas" para "salvar los restos del comercio, que se hunde".

Sobre casos concretos como el de Rambla Pulido, el presidente de Fedeco subraya que han solicitado en multitud de ocasiones que dejen a los turistas por encima de la plaza de la Paz. Además, se quejan de que "de Weyler para arriba no hay aparcamientos".

El futuro de las pymes no parece muy halagüeño. La subida de impuestos por parte del Gobierno central deja a los consumidores con menos dinero para gastar. "Habrá que ver otras opciones que revitalicen el consumo porque, si no, España la cerramos".