La reunión celebrada en la tarde de ayer en San Andrés para explicar, sobre todo, el momento en el que se encuentra la redacción del proyecto de dique semisumergido para proteger este pueblo aportó muchas más novedades respecto a lo que se hará a corto plazo para concluir la avenida Marítima que sobre la ansiada protección. El edil de Obras, Dámaso Arteaga, con el apoyo del alcalde, José Manuel Bermúdez, y el líder del PSOE, Julio Pérez, detalló, plano en mano, cómo quedará la vía, que ya no tendrá una rambla con palmeras, que presentará dos carriles hacia la ciudad y otros dos hacia Las Teresitas y 80 aparcamientos nuevos (a añadir a los ya existentes) en batería y junto a una acera de casi 9 metros de ancho junto a la renovada escollera y el mar.

Según recalcaron Pérez y Arteaga, esas 80 nuevas plazas de estacionamiento surgen por petición de los comerciantes de la zona y como medida de apoyo a sus negocios y, en general, al pueblo por la crisis. No obstante, el gobierno admite que no se trata de la solución más idónea desde el punto de vista ambiental y del disfrute del mar en la única zona costera local con un paseo de este tipo.

Precisamente para disfrutar de la vista, se pretende colocar un muro en el que se puedan sentar personas de todas las edades, aparte de colocarse módulos para gimnasia y, cada tres metros, aliviaderos de agua de 80 centímetros para cuando se haya subidas de mar, siempre a la espera del dique. Arteaga aclaró también que Costas no es partidaria de instalar pérgolas para dar sombra y que se descartan árboles por la salinidad de la zona, aunque sí se habilitará una marquesina para guaguas de Titsa.

En principio, se espera salvar los escollos burocráticos cuanto antes, invertir los 460.000 euros necesarios, desarrollar los trabajos en un plazo de 3 meses y estrenar la nueva avenida este verano.

Sobre el dique, la Autoridad Portuaria se comprometió a entregar, en tres semanas, el proyecto base, clave para el posterior dictamen medioambiental. De momento, y tras analizar los dos oleajes que afectan al lugar (el del Nordeste, de olas más altas, pero de menor impacto; y el del Sur, que ocasiona mayores inundaciones por la masa de agua y su fuerza sostenida), no se ha decidido la distancia, que oscilará entre 60 y los 120 metros, con muchas más opciones cuanto más cerca sea, pese a la opinión diferente de algunos vecinos, que alertan ya de los riesgos de la inclinación de la escollera.

El alcalde insistió en que la prioridad es la seguridad, pero que intentarán compatibilizarla con zonas de baño eliminando la escollera. Además, se desligó en gran parte el dique de la concesión del pretendido puerto privado y se le pidió a Costas un presupuesto para resolver los huecos que afectan a la cofradía para buscar partidas en la Dirección General de Pesca.

Bermúdez anunció, a su vez, que pedirán al juez del caso Las Huertas que les permita usar el paso privado hasta el campo de fútbol.