Cuatro días de trabajo, 800 flores y 600 euros ha empleado la asociación de vecinos El Drago, del barrio de Barranco Grande, para ganar el concurso de cruces de flores naturales que organiza el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, aunque no para acaparar las portadas en papel de alguno de los periódicos tinerfeños.

Javier Caraballero, diseñador de esta obra en la que se han empleado gerberas, lirios y gladiolos, ha reivindicado en una entrevista más atención para este barrio de la capital tinerfeña, que, pese a ser premiado con frecuencia en este certamen, muchos no saben ubicar en el mapa.

Y es que, en El Drago, además de imaginación e ingenio para construir una cruz floral de casi tres metros de altura, hay personas que, pese a la crisis económica, se esmeran cada año por conseguir financiación para hacer con sus manos una cruz de flores cada vez más bonita.

Es el caso de la presidenta de esta asociación vecinal, María Isabel González, quien, junto a la cruz de flores, ubicada en el corazón del barrio, en la transitada calle Pestiño, explica la importancia que para ella tiene presentarse a este certamen, en el que este año compitieron 31 asociaciones vecinales de la capital.

"Es el día de los barrios, es un sentimiento y un honor", afirma emocionada la presidenta, que recuerda que el motivo por el que se hacen estas cruces es para conmemorar la fundación de Santa Cruz de Tenerife, que este año cumplió 518 años.

Tímida con los medios de comunicación, Isabel González, vecina de El Drago desde hace más de 60 años, escucha de forma atenta al diseñador cuando explica que esta cruz, en la que predomina el rosa pastel, se asemeja a una reina del carnaval por el movimiento y los claroscuros que tiene.

"Hemos querido hacer una cruz diferente a todas las demás, en las que suele haber colores chillones", señala el diseñador, quien, con 23 años, ya es licenciado en Psicología y ganador del traje de la reina infantil del carnaval de Santa Cruz de Tenerife.

Aunque es la primera vez que "Javi", así lo llaman los amigos del barrio, diseña una cruz de flores, se muestra seguro cuando habla de su intención ("lograda", según los vecinos) de crear una obra elegante que represente de forma digna al barrio.

Pero el mérito no es solo suyo, sino de todos los vecinos (que fueron más de una docena, según cuenta) que le ayudaron a colocar una por una y de forma cuidadosa las más de 800 flores que conforman esta cruz, que durante todos estos días será el orgullo y la comidilla de estos santacruceros.