El gobierno de Santa Cruz, mediante un informe de uno de los técnicos jurídicos del consistorio, se desentiende de la mejora de un tramo peatonal y del carril bici de unos 200 metros lineales de la autovía de San Andrés, tal y como le solicitaba el grupo popular. El ayuntamiento sostiene que esa carretera no es de competencia municipal, sino del Cabildo, que es el que debe ocuparse de su mantenimiento, por lo que insta a los ediles del PP a que dirijan su petición a la Administración insular.

El equipo gobernante se agarra a este informe para recalcar que el mal estado de ese tramo de acera, por el que pasa mucha gente que corre, lo atraviesa en bici o simplemente pasea, se ha de achacar únicamente al Cabildo o, en su defecto, a la Autoridad Portuaria, que, sin embargo, tampoco ha cedido esa parte de la vía.

Lo que sí admite el informe como competencia municipal es la parte delimitada por un muro de separación hacia el mar, "comprendiendo parte del dominio público marítimo, pero no los terrenos o vías del dominio viario, que corresponden al Cabildo".

Esta explicación, sin embargo, no convenció al PP, grupo que considera que el gobierno local puede hacer mucho más para mejorar este tramo. De hecho, los populares esgrimen la respuesta dada recientemente por la directora insular de Carreteras, Ofelia Manjón Cabeza Cruz, a una cuestión del PP en el Cabildo en el sentido de que "la acera o carril bici es de competencia municipal".

Se suma a la avenida

La situación de este tramo de la autovía se suma a la creciente polémica por la reforma de la avenida de San Andrés y la negativa del gobierno local a aceptar las condiciones impuestas por Costas para desarrollar el proyecto presentado al Estado y que el consistorio pretende financiar con unos 700.000 euros propios. El edil del PP Óscar García no comprende los argumentos del concejal de Obras y Servicios, Dámaso Arteaga, recalca que costas ha autorizado la actuación y cree muy lógico que se proponga una concesión administrativa porque alguien se debe ocupar del mantenimiento de la vía.

García teme que esta situación solo propicie nuevos retrasos de una reforma archianunciada y comprometida y consensuada en gran parte con los vecinos. Mientras, critica el estado de una vía a la que suele llegar el oleaje y que se ve continuamente invadida por las piedras, sin opción de aparcamientos y perjudicando a los comerciantes, residentes y visitantes del célebre pueblo.