El barrio de Uruguay-Salamanca se ha cansado de llamar, una y otra vez, a la puerta del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife para que adecente su barrio.

Según los vecinos, no hay ningún tipo de mantenimiento o limpieza en el barrio, sino que son ellos los que, cuando no aguantan más los malos olores, tienen que llamar al ayuntamiento para que se ocupe de la zona.

Juan Marichal, de la asociación de vecinos La Arboleda, cree que sería conveniente que Urbaser "baldeara con agua como mínimo todas las semanas" la calle Diego Crosa, en especial la acera que corresponde al Barranco de Santos. En esa misma acera, que tiene tan poca antigüedad, hay varias losetas sueltas que constituyen un peligro para las personas mayores, añade.

La Arboleda asegura que nadie limpia las bajadas al barranco y que exixte un grave problema con los orines de los perros y de los humanos. Por esto pide una limpieza exhaustiva del acerado y que los dueños de los perros salgan con una botella de agua para, al menos, limpiar algo al momento el orín de los canes.

La dejadez a la que han sometido al barrio es tal que incluso hay un pegote de cemento en la calzada del que nadie se responsabiliza ni nadie limpia. Por no hablar de la parada de guaguas fantasma. La mudaron de lugar, pero no se les ocurrió quitar las líneas pintadas en el suelo que señalan la parada. La consecuencia es que los vecinos aparcan porque saben que allí ya no paran las guaguas, pero la Policía Local los multa.

"Ni dos rebajes para minusválidos han hecho", se queja Marichal, que explica que hay un discapacitado en el asilo que tiene que ir "por en medio de la carretera para buscar las medicinas a la farmacia del puente Zurita".

Una parte importante de los residentes en el barrio son personas de edad por lo que las roturas de las aceras y las losetas sueltas constituyen un peligro. También lo son las bicicletas. "Bajan a toda velocidad por la acera", asegura Marichal, que pide que se ponga una señalización que advierta de que las bicicletas no pueden circular por la acera, "a menos que vayan a paso de peatón".

También por la edad de los vecinos, Marichal ha solicitado una marquesina y un banco para la parada de guaguas que está a la entrada del barrio y la que está en el puente, en La Salud. Aunque considera que la primera parada debería trasladarse unos metros más arriba, puesto que interrumpe totalmente la circulación. "Los pobres no tienen derecho a nada, sólo a la reflexión económica", dice en relación a la falta de marquesinas.

También ha pedido que la 902 haga recorrido alterno, para que las personas que vayan a hacer transbordo en el tranvía puedan apearse en el puente Zurita. "Todo me dicen que es viable, pero no se lleva a efecto nada".

Lo que no le faltan al barrio son antenas de telefonía, afirma Juan Marichal. "Están camufladas en chimeneas", explica, y pide que se quiten y se sitúen a "al menos 600 metros de las viviendas".

Completa la estampa árboles que están sin podar y malas hierbas que crecen entre las losetas sin que nadie se preocupe por arrancarlas. Nadie diría que este barrio está sólo a unos metros de La Paz y Weyler.