La cédula de habitabilidad se la concedieron en 2007, pero a día de hoy siguen sin tener alumbrado público en la zona. Se trata de los vecinos de los edificios Mazo y Habana de Barranco Grande, que se han cansado de poner reclamaciones a unos y otros por esta carencia sin obtener resultados.

Mateo López, uno de los vecinos del inmueble Mazo, situado en las calle Peregrinos y Transversal, asegura que puede haber al menos 100 personas residiendo en los edificios, que tienen entre 40 o 50 viviendas.

Endesa les comunicó en 2009 que no les constaba ninguna solicitud de suministro eléctrico y les instó a que se pusieran en contacto con el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.

Urbanismo les expuso que la constructora había dejado un aval de 108.157,41 euros en la Concejalía "como garantía de la correcta ejecución de las obras de urbanización comprendidas en el proyecto". Sin embargo, este dinero no es suficiente para cubrir todo lo que la constructora ha dejado de hacer, según informaron fuentes de Urbanismo.

"Faltan una plaza y un desnivel que tienen que corregir, así como la dotación y los espacios públicos", explicó el concejal de Urbanismo, José Ángel Martín. "Más de la mitad de la urbanización está sin terminar", concluyó.

En este sentido, Martín explicó que los avales se calculan con la intención de que cubran "remates" que la constructora haya dejado sin hacer. Y este no es el caso de los edificios afectados.

De hecho, el consistorio ni siquiera ha recibido la obra de la urbanización, por considerar que no está terminada.

Esto no ha impedido que se le concediera a los inquilinos de los inmuebles la cédula de habitabilidad, porque esta solo certifica que las viviendas tienen los requisitos básicos para ser habitables, recordaron desde Urbanismo.

La solución a esta situación aún no la tienen clara. Intentarán hallar financiación para terminar esta urbanización poco a poco. Lo que sí es seguro es que los vecinos tendrán que vivir sin alumbrado público por un tiempo indefinido.

Los vecinos, sin embargo, no se resignan a esta vida sin luz. "Conectar la luz no vale 1.000 euros", argumenta Mateo, quien añade que los vecinos han intentado, incluso, poner el dinero de su bolsillo para poder disfrutar de alumbrado público. "Hilario Rodríguez, concejal de distrito Suroeste, ha dicho que el Tagoror se hace cargo de lo que cueste conectar el alumbrado público", añade.

Mateo se pregunta por qué el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife no los dota primero de alumbrado público y después se ocupa de las obras que faltan por hacer.

De hecho, comenta que los propios vecinos han plantado y se encargan de cuidar un jardín que solo era un montón de tierra cuando fueron a vivir a la zona.

La falta de alumbrado público les ha causado más problemas de lo que pudiera parecer en un principio. Han robado en más de una ocasión en los trasteros a los que se accede por el garaje. Y también en el propio garaje y en las viviendas. El motivo es que, al no haber luz en la calle, los cacos lo tienen más fácil a la hora de esconderse y escabullirse para colarse.

Han tenido que cambiar en varias ocasiones las llaves, aunque en algunas ocasiones las cerraduras ni siquiera estaban cerradas.

Sin una solución a corto plazo, los vecinos de estos edificios de Barranco Grande parecen estar condenados a vivir en la oscuridad por tiempo indefinido.