Hay quien dice que esta crisis es una crisis de buenas personas. Que con las dificultades económicas afloran sentimientos de egoísmo y se tiende a mirar hacia uno mismo, en vez de a los demás. Pero esto no siempre es así. Un grupo de quince jóvenes desempleados de San Andrés formó hace dos años la asociación juvenil Los Asomados, dedicada a ayudar y trabajar por los vecinos del barrio.

Dentro de su proyecto "Abrigos y Sonrisas", se dedican a recoger ropa usada, enseres, material de obra, juguetes... Todo tipo de cosas que, después, revierten en otros vecinos de San Andrés. "Trabajamos siempre con y a través de Servicios Sociales", explica Yoné Febles, de 25 años, uno de los miembros de Los Asomados.

También se dedican a hacer gestiones vecinales y denuncias ante los organismos competentes. Yoné pone como ejemplo el caso de la casa de un vecino que estaba generando quejas por la suciedad. "Nos dijo que estaba en paro y que no tenía dinero". Así, ellos se encargaron de limpiar y de realizar los arreglos de albañilería o fontanería necesarios y tratamiento para eliminar los ratones. Solucionaron el problema de este vecino y del resto.

Si no sacan ningún dinero de esto, ¿por qué lo hacen? "Nos gusta ayudar", resume Yoné.

Entre los que echan una mano a los asomados hay personas que "no son tan jóvenes", pero lo que tienen en común es que "todos" están en paro. "En vez de estar danzando en la calle, nos dedicamos a esto", añade.

Ahora tienen la vista puesta en un festival en el que ofrecen talleres para los niños del barrio (quieren hacerlo sobre el 15 de diciembre) y la campaña de Reyes. "Ayudamos a Servicios Sociales a repartir regalos entre las familias más necesitadas", explica Yoné.

También quieren ofrecer al párroco la posibilidad de, junto con otros vecinos de San Andrés, arreglar la cripta del cementerio.

Los Asomados, que tomaron su nombre del extinto proyecto juvenil del Cabildo "Asómate", tienen sus limitaciones. Él único medio que tienen para cargar los enseres que recogen es un carrito de supermercado, por lo que solo pueden trabajar en el barrio. "Ojalá tuviéramos un furgón...".

A su pequeña escala demuestran que la palabra "parado" no significa estarse quieto ni dejarse de preocupar por el que está al lado. Francisco Antonio, Yoné, Ruth, Carlos, Plácido, Jorge, Janet, Míriam, Estrella, Abel, Ángel, Mercedes, Airam, Avelino o Yaya ya han marcado la diferencia con su trabajo hacia los demás.

Han puesto sus conocimientos sobre construcción (gremio en el que trabajaban la mayoría) a disposición de los demás. Empleo no hay, pero ellos están dispuestos a trabajar duro por los vecinos que lo están pasando peor. Porque esta crisis para ellos es una oportunidad para ayudar.