El presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, que se encuentra en Montenegro en una reunión turística internacional, deberá enfrentarse a su regreso a un delicado problema que afecta al régimen interno. Como se sabe, Melchior nombró hace casi dos años a María Luisa Arozarena como jefa de su gabinete, una vez que esta profesional de los medios de comunicación, beneficiada con un ventajoso ERE de Radiotelevisión Española, cobró los dos años de prestación por desempleo previstos en dicho ERE.

Esta situación, aparentemente legal aunque con serias implicaciones morales considerando el elevado número de periodistas parados que hay actualmente en Canarias, levantó ampollas entre los profesionales de los medios de comunicación. No obstante, el presidente optó por no ceder a las quejas y la mantuvo en su puesto.

Desde el primer momento las relaciones de Arozarena con algunos funcionarios y personal laboral contratado del Cabildo no fueron buenas. Especialmente han sido acusados los roces con Natalia Hennet, jefa de protocolo, y con José Antonio Pérez, jefe de prensa, ambos profesionales de gran prestigio en la casa, cuyas competencias ha invadido autoritariamente la exdirectora de RNE en Canarias. Tampoco es bien visto en el Cabildo que Arozarena siga acudiendo a almuerzos de empresas y asistiendo a actos oficiales, como lo hacía cuando ocupaba su antiguo puesto.

La gota que ha colmado el vaso de la paciencia ha sido el pertinaz enfrentamiento, incluso por la vía judicial, de Arozarena con EL DÍA, su editor y dos de sus columnistas. Melchior ha intentado que se produjese un arreglo entre las partes, pues no tiene sentido que la máxima responsable de su gabinete mantenga una actitud hostil con el principal grupo de comunicación de Canarias, ya que su cometido es, precisamente, conseguir que las relaciones entre la Corporación y los medios sean lo más fluidas posibles.