La clase política intenta recuperar el espíritu clásico del ágora, la plaza, que es tanto como decir que pretende reencontrarse con el origen de aquella idealizada democracia, quizá en un intento de reconocerse y acaso de descubrir una salida al laberinto de estos tiempos.

Así, en un contexto donde la regeneración política representa más una obligación que un simple gesto, el grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Santa Cruz convocaba ayer una "asamblea abierta" en la plaza del barrio de La Gallega.

Allí, a pie de calle, se reunieron "patricios" y "plebeyos", en un número cercano a las cincuenta personas; una buena parte, mayores, algunos maduros y gente joven, los menos. Los niños, esos seres puros, menudos e ingenuos disfrutaban ajenos con sus juegos, mientras el viento no paraba de agitar las palmeras y también algunas conciencias.

A los concejales del ayuntamiento capitalino José Ángel Martín y Alicia Álvarez, junto al senador José Vicente González Bethencourt y la diputada nacional Patricia Hernández, les correspondió someterse al "juicio popular", un baño de ejercicio político que soportaron con estoicismo y entereza, y que acaso les sirva de lección.

Y ciertamente la escena -que un furgón de la policía seguía a una prudente distancia- resultaba pintoresca. Unos habían abandonado la comodidad de sus despachos, dispuestos a escuchar y a ser reprendidos; los otros, con el corazón y el alma en las manos, se querían hacer oír, desde el dolor y la rabia, con verdades como puños y demandas vitales: la falta de trabajo; una vivienda digna; el temor ante el fantasma de los desahucios; el dolor frente a una depauperada sanidad; la tragedia de no tener para comer...

Fue el primer teniente de alcalde, José Ángel Martín -quien se retrasó, según dijo, por culpa del médico- el que animó a los vecinos a tomar la voz y la palabra.

Macarena González, 25 años, un hijo de la mano y trabajadora en atención domiciliaria, expuso su incertidumbre ante la llegada de las mujeres de Mararía, mientras elogiaba a los Servicios Sociales.

Caridad Torres planteaba sus dudas por las repercusiones del Plan General de Ordenación (PGO) en "mi casa y los 400 metros que poseo", mientras se deshacía en dolor por la muerte de su marido y arremetía contra una "sanidad deshumanizada".

José Ramón, un portavoz vecinal, insistió al PSOE que reclame a Rajoy la aplicación de la ley sobre desahucios. Fina se mostraba contundente: "Los políticos están alejados del pueblo", mientras señalaba a la concejal Alicia Álvarez en demanda de un Banco de Alimentos "que el señor Hilario nos quitó". Otra voz arremetió: "Pierden el tiempo con el petróleo y la gente se muere de hambre"; Goretti presentaba el proyecto Añaza Por Sus Jóvenes (APJ); Javier se preguntaba por los tagorores, las líneas de Titsa y la proliferación de antenas ilegales...

Para todos hubo respuesta, pero ¿y si al final las palabras se las lleva el viento?