Recorrer el Lomo de las Casillas, uno de los núcleos que forman el barrio de Los Campitos, en el Distrito Anaga, es comprobar cómo limitar entre dos municipios, en este caso Santa Cruz y La Laguna, supone, según los propios vecinos, "estar aislados y abandonados por unos y por otros". La carretera de acceso a las viviendas marca la linde. A la derecha, en sentido subida, hasta llegar al "segundo local social del barrio, el del Lomo", las casas alineadas pertenecen a la capital tinerfeña; a la izquierda, a La Laguna.

Alfonso Ramos tiene 82 años y casi toda su vida ha residido aquí. Junto a él, Jesús Rodríguez, Yuyo, exluchador y refundador en 1974 del CL Campitos, también es ya veterano. Dialogaron con EL DÍA sentados al borde de la carretera con "Mora", la perrita del primero, como mudo y fiel testigo.

"Hay quien paga 97 euros de basura al año y debe recorrer 250 metros en coche para poder depositarla en un contenedor. Y casi todos somos ya mayores", apuntan. "Otros están en un limbo, ni en un sitio ni en otro", añaden.

Se quejan, y este periódico lo pudo comprobar, "del peligro que supone la velocidad de los coches. Hay que andar con veinte ojos y podrían poner badenes ".

Hace cinco o seis meses, "un vehículo rompió la única marquesina. Fuimos a levantarla, pero nos advirtieron de que lo tenía que hacer el ayuntamiento. Hasta la fecha solo pusieron un poste en el otro lado el día antes de la Romería (hace dos semanas)".

Se sienten "aislados y con muy pocas guaguas. La 912, que sube por Ifara, acaba el servicio el sábado al mediodía. Y la de La Cuesta solo llega el fin de semana cada dos horas. Nos parece muy poco".

Así se ven a sí mismos los aproximadamente cien habitantes del pequeño núcleo de Anaga: "aislados entre dos municipios".