Agosto en Los Campitos en un día cualquiera de agradable temperatura. Y primera reflexión: "Nos sentimos bastante abandonados, aquí el tiempo se paró hace años y no han hecho prácticamente nada por mejorar nuestra vida". Queja habitual en muchos barrios de Santa Cruz, pero el otro argumento fundamental sí es una novedad: "Nos sentimos parias, ni en un lado ni en el otro". Las razones: una ubicación geográfica limítrofe entre dos municipios, Santa Cruz y La Laguna; un Parque Rural de Anaga al que pertenece una parte del núcleo y la "doble" competencia en infraestructuras o carreteras del Ayuntamiento de la capital tinerfeña y el Cabildo Insular.

Evaristo Hernández es presidente hace más o menos un mes de la asociación de vecinos. Junto a su equipo ha organizado las recientes fiestas del Carmen y la tradicional Romería. Critica que "desde hace dos años nos piden 3.000 euros por cuestiones de seguridad y para un técnico porque dicen que es un recinto cerrado cuando lo hacíamos en el entorno del colegio durante 33 años sin pagar nada. Por eso hemos trasladado los actos a la plaza de la iglesia".

Por otro lado, apuntan, "llevamos cuatro años sin poder tirar fuegos artificiales en las fiestas porque dicen que es zona del Parque Rural. Y del barranco hacia arriba es Anaga, pero hacia abajo, no. Pagamos 1.000 euros por hacer tres procesiones y una romería. Con todo tipo de requisitos porque la carretera general es del Cabildo. Nuestra percepción es que nos perjudica que en la zona haya competencias de varias administraciones.

Hernández señala: "Hay muchas personas mayores y hemos perdido población por la crisis -bastantes se han ido en busca de una vida mejor- y porque aquí hay que pagar para cualquier cosa, no dejan tocar ni un cuarto de aperos. La poca agricultura que existe es casi en exclusiva para el autoconsumo y se reduce a zonas determinadas. La mayoría trabaja en Santa Cruz y en el sector terciario, en los servicios. Si se hiciera alguna pequeña obra aquí, hemos solicitado que se emplee en ella a la gente del barrio".".

"No tenemos canchas polideportivas, apunta Hernández. Hay dos dentro del colegio para 60 alumnos y hemos propuesto al Ampa y a la directora, a través del ayuntamiento, que al menos una sea para el uso de los vecinos del barrio".

Existe espíritu deportivo como demuestra la afición a la lucha o al fútbol. Respecto a la primera se mantiene el equipo con una coqueta instalación, el Pabellón Pancho Suárez, "cuyo problema son los alrededores, de tierra y en estado lamentable. Había una promesa de asfaltarlos y hacer unas plazas de aparcamiento en condiciones, pero...".

Los Campitos llegó atener césped natural en su campo de fútbol y un equipo regional: "El campo nos lo dieron durante el proceso de la construcción de la presa. Hubo un boom con el césped, pero nos quedamos sin equipos ni siquiera de base y se fue abandonando. Ahora es una jungla. Los críos se van a clubes que tengan instalaciones de césped artificial. Tenemos propuestas del Noria y del Yanira, que juegan en La Alegría y Las Delicias, para venir aquí, pero cuando arreglen el terreno".

Estas carencias en instalaciones deportivas se han intentado paliar con el espacio habilitado en el antiguo colegio, derribado hace unos diez meses: "Para nosotros, apunta el presidente, no es una buena solución, pero mejor que nada. Ahí había espacio para un centro cultural, el edificio estaba en pie y preparado para albergar actividades. Lo propusimos como un posible centro de salud".

Los vecinos de Los Campitos pertenecen a casi tantas zonas de salud "como tiene Santa Cruz y parte de La Laguna. Hay cartillas en el barrio de Salamanca, en La Salud (avenida de Venezuela), en Doctor Guigou o en La Cuesta. Incluso familias en las que unos están en un lado y otros en otro. Eso no puede ser y pedimos la unificación".

De la presa -"el mamotreto de Los Campitos"-, la opinión se resume en una ocurrente frase: "Ahora si que estamos bien con la presa Los Campitos, se llevaron los millones y nos dejaron los mosquitos". Y añaden: "Los viejos ya lo decían: el firme de polvo de aluminio, zahorra para el vulgo, se filtra. No se equivocaron. Por encima del actual depósito del agua es donde hay un piso que impide que se pierda el agua. Ese era el sitio ideal". "La única utilidad que tiene la presa, señalan, es servir de circuito deportivo a los que corren o caminan. Por eso pedimos que se habilite piso adecuado".

Algo positivo: "La limpieza es buena en el ámbito urbano, algo menos en las carreteras. Los barrenderos se esfuerzan, pero como ejemplo, el parque infantil junto al local vecinal es de tierra. Los niños juegan y salta la arena. El operario lo limpia cada día y otra vez igual. La solución: un piso de corcho homologado".

En Los Campitos "se conoce todo el mundo y por los apodos de familias como Los Bigotudos, Los Perdomo, Los Morros, Los Rubios, Los Medios Duros...".

Hay una enorme afición a la música, sobre todo a la popular y al folclore con un grupo adulto, Los Campitos, y otro de niños, llamado Nueva Esencia.

Otro motivo de orgullo: "La iglesia de La Cruz Verde que desde finales del siglo XIX está dedicada a la Virgen del Carmen. No existía Ifara, aquello era la finca de Los Llombet o Pino de Oro. Y ya estaba Los Campitos. Por eso, respetando que Ifara tenga iglesia o que sus vecinos vengan aquí, creemos que el nombre debe ser La Cruz Verde de Los Campitos y no como ahora de Ifara".

No olvidan comentar una herida profunda para el pueblo: "La campana centenaria desapareció hace un par de años y nunca más s e supo. Denunciamos el robo, pero no ha habido novedades".

Las voces del reportaje son colectivas y las ideas han intentado colocarse en orden. Pero basta una vuelta por Los Campitos con sus vecinos para comprobar que han sido fieles a su realidad.

habitantes. Es la cifra de empadronados en el barrio de Los Campitos en e l año 2013. El número de residentes ha bajado considerablemente desde 2000 cuando eran un total de 1.247.