Un parque con excrementos de perro o una cancha sin ningún tipo de mantenimiento no son lugares en los que nadie quiera jugar. Eso es lo que ocurre con un espacio del barrio de El Sobradillo y otro en La Gallega, en el Distrito Suroeste.

El parque Santa Catalina cuenta con una cancha de baloncesto en malas condiciones y una caseta que ha sido destrozada y saqueada tantas veces que el concejal de Distrito, Hilario Rodríguez, dice que lo próximo que van a hacer es tirarla, para evitar que se metan personas de oscuras intenciones dentro. "La hemos rehabilitado en cuatro ocasiones y la han vandalizado", explicó Rodríguez, que añadió que la cancha "no se utiliza". De cualquier forma, el edil cree que "no merece la pena invertir en algo que no se utiliza".

Asimismo, explicó que desde el distrito han intentado ceder el uso del espacio a un grupo de baloncesto o agrupación vecinal o de jóvenes para mantener apartados a aquellos otros de malas intenciones, pero que no consiguieron a nadie.

Sobre el parque de la calle Tordo, en El Sobradillo, en el que hay excrementos de perro en la arena, Rodríguez dice que "lo acaban de rehabilitar". "Hemos asfaltado la mayor parte y sustituimos algunos módulos que no estaban homologados hace tres meses", expuso, para añadir que lo único que no se hizo es poner el suelo especial que se pone en muchos parques.

El edil se molesta algo más cuando se le pregunta por los excrementos de perro: "¿Quién lleva los perros allí? ¿El ayuntamiento?", pregunta, para quejarse de la poca conciencia y solidaridad de algunos vecinos, "porque los perros solos tampoco van".

El presidente de la Asociación de Vecinos Siete Islas, Juan Daniel Marrero, considera que el Suroeste, en materia de limpieza, está a la cola de la ciudad. "En su momento hicieron muchos parques, pero claro, eso hay que mantenerlo, explica. "Hay sitios -asegura- donde no van nunca o una vez al año a limpiar". También dice que les han comunicado estas quejas al consistorio varias veces.

Sobre los parques, opina que el estado de algunos no invita a la gente a ir. Y a esto se le suman los numerosos solares sin vallar o cuidar, que contribuyen a asalvajar el paisaje del Distrito Suroeste.