Las calles chicharreras no estaban anoche ni plenas, ni con Luna, pero era la segunda edición de Plenilunio, un quieroy no puedo de una campaña de dinamización comercial que quiere seguir los pasos de la Noche en Blanco lagunera y que ayer en Santa Cruz se limitó a polos de atracción, sin lograr ese tránsito de público. En unas seis horas, desde las 18:00 horas hasta la medianoche, se concentró el grueso de las actividades; algunas resultaron más testimoniales que espectaculares -como los patos que iban a llenar la charca de la plaza de España y se limitaron a un lunar de 3.000 miniaturas de patos-, otras se focalizaron en la plaza del Príncipe, con una populosa Fiesta de la Luz de la comunidad hindú que parecía recrear el Carnaval de la capital tinerfeña 2013, cuando estuvo dedicado a Bollywood. Pocas veces antes la plaza del Príncipe ha estado tan llena y disfrutando desde el reparto de comida hindú a un euro hasta los bailes y danzas.

Junto a la plaza del Príncipe, el desfile de moda de Lucas Balboa, en el Paseo Domingo Pérez Minik, en el parque García Sanabria, puso la nota de glamuor de la velada, con 89 modelos masculinos y una femenina que cerró un pase que se hizo esperar, casi 45 minutos sobre la hora prevista. La coincidencia del grueso de actos entre las 18:00 y las 21:00 horas dejó con magua a muchos, ante la imposibilidad de estar en todo a la vez. De hecho, de no haber retrasado el inicio del desfile de Lucas Balboa, los participantes en la carrera adulta corrían el riesgo de colarse por la alfombra colocada a modo de pasarela.

Más allá de la Fiesta de la Luz y el desfile de moda, los museos de Almeyda, el de la Naturaleza y el Hombre y la misma Capitanía militar eran los otros polos de atracción, junto al teatro Guimerá, donde se hacía cola poco antes de la medianoche de ayer para entrar a ver los cortos.

Si la primera edición de Plenilunio sirvió para presentar el cartel de Carnaval, ayer se quedó huérfano de don Carnal.

En las tres primeras horas de la programación, el trompetista del inicio de la calle del Castillo tocaba solo y apenas las carpas de información acaparaban público, que salió rezagado a ver la Luna.

El éxito de los museos y las visitas a edificios nobles fue evidente: el Palacio de Capitanía registró casi un millar de visitantes a las diez de la noche, mientras que en el Museo de Almeyda albergó a más de 1.600. En el Museo de la Naturaleza y el Hombre se registraron más de 4.600 visitas hasta las nueve.

El parque García Sanabria, donde se celebró el multitudinario desfile de Lucas Balboa, por número de modelos, también congregó a algunos políticos que se colaron entre los deportistas en un esprint por sacarse la foto, si no lo habían conseguido en la plaza de España, entre los patitos. Anoche, Tino Guzmán, concejal de la Sociedad de Desarrollo, volvió a ser más rápido que el alcalde, como ocurrió en 2013.