Aparece en la lejanía con andares lentos y la ayuda de una andadora, pero firme. Lúcido a sus 93 años, y sin más problemas de salud que los derivados de la avanzada edad, Gregorio Hernández Delgado (Santa Cruz de Tenerife, 9 de mayo de 1921) volvió por un día a su barrio, Somosierra, por el que este militante del PCE -aún se siente y se proclama comunista porque "nunca he cambiado de chaqueta"- y "perrero" de profesión luchó durante años en pleno franquismo y luego en la transición a la democracia. La AV Chincanayros, que él fundó, quiere darle su nombre a la plaza anexa a la sede vecinal para lo que ya cuenta con el apoyo unánime del tagoror de Ofra-Costa Sur.

Ayudado por su hija Ángeles (tiene ocho) y su nieta Mónica (una entre más de veinte, doce bisnietos y un tataranieto), a la espera de su compañera de toda la vida, Josefa (87 espléndidos años), Gregorio es saludado por todo el que aparece una mañana de otoño por la que pronto será su plaza. Antiguos compañeros de lucha, vecinos a los que ayudó o algún joven interesado en saber más de la historia viva de un núcleo obrero y luchador.

"Nací en el barrio de Salamanca y en el parto murió mi madre, Candelaria -cuenta-. A los diez años falleció mi padre, Juan, que era muy de izquierdas. Tenía una sola hermana, Hortensia, ya fallecida, y me crié con mi abuela Catalina. Por mantenedor suyo escapé de ir a la guerra (la civil)".

No pudo estudiar, obligado a trabajar desde muy joven. Primero de cobrador en las guaguas, "que todavía no eran rojas sino azules". Luego, durante casi toda su vida, de "perrero", esos precursores de las cajas de ahorro que con sus peculiares talonarios de facturas y recibos recorrían las casas para cobrar a plazos los productos adquiridos, "sobre todo ropa", apunta Gregorio ("no me llame Goyo que soy un hombre serio"). Tras casarse con Josefa, se mudó a Taco y tras un pequeño intervalo en el barrio del Perú llegó a Somosierra. "Hace 55 años y para vivir siempre en el bloque 45, en la calle Barcelona". En un piso sin ascensor por lo que desde hace un año reside en La Victoria de Acentejo con una de sus hijas.

"Aquí no había nada, todo estaba por conquistar, así que hoy está mejor, por supuesto, pero queda mucho camino", dice. Fundó y fue primer presidente "porque me eligieron", de la AV Chincanayros, un nombre "que me gustó", sin más razones.

Poco a poco fueron llegando el local social, la ampliación del acceso a los bloques para la entrada de vehículos de emergencia, el paso a propiedad de las viviendas desde el Patronato de La Candelaria e innumerables logros sociales para la comunidad, "para todos, luchaba por todos". Eso costó movilizaciones y protestas, incluso "interrumpir plenos. Era otra época, difícil, pero la gente también se movía mucho más. Era un líder porque confiaban en mí. Si era necesario se daba una patada a una puerta para que entrara la gente que no tenía casa. Recuerdo el asesinato de Bartolomé como algo impresionante por la magnitud que tuvo", asegura entre orgulloso y reflexivo.

Con media sonrisa relata cuando el entonces alcalde Manuel Hermoso -"me tenía un poco de miedo"- fue a inaugurar el local y le dijo: "Agáchese y coja una piedrita". "Con Gregorio aquí, la plaza estaría limpia. No hay manera de que vengan a recoger", puntualiza un vecino.

"No había quien le ganara a las damas", apunta Manuel Camejo, presidente de Chincanayros, que aprovecha la visita para obsequiarle con una placa y el carnet de socio número 1. Gregorio tiene multitud de anécdotas relacionadas con su gran afición y las cuenta mientras posa orgulloso con su último trofeo (la mayoría se los ha regalado a sus nietos), de hace apenas un par de años en los Juegos Municipales: "Practicaba desde niño en Salamanca, un día le gané a uno de los grandes, Manolo el colorado, y hasta ahora. Un tío se apostó una vez mil pesetas y cuando las perdió se daba cachetadas él solo. Hace dos años me presenté al torneo y oí decir: ¿A qué viene este viejo aquí? Y les gané a todos". Gregorio también es un as en el dominó o del ajedrez, "pero menos", confiesa. Su hija, Ángeles, completa el perfil: "Un chico me dijo un día que conocía a alguien que le ganaba a mi padres a las damas. Hasta que me vio con él y se arrepintió porque se refería al mismo Gregorio al que no conocía en persona. Y un tío de mi marido no llegó ni a jugar. Le gané yo 5-0, así que con mi padre...".

La AV Chincanayros, con el apoyo de cientos de firmas, quiere rendir un homenaje a Gregorio. "Mejor en vida que muerto", sentencia el protagonista.