Once días después del temporal de lluvia del domingo 19, o sea el pasado jueves, "todo está exactamente igual. Ni ha venido nadie ni nos han llamado del ayuntamiento. Solo nos visitaron el CCN, y José Carlos Acha, que fue concejal de zona, del PP. Entendemos que la prioridad sea Anaga pero bastaba descolgar el teléfono". Lo asegura Javier Medina Lemus, presidente de la asociación de vecinos Cuchillitos de Tristán.

Al estar al final de una pendiente, como ya ocurrió en la riada del 31 de marzo de 2002, cuando la fuerza de la lluvia rompió varios muros, además de inundar el local, el último temporal afectó al recinto que acoge al colectivo. "Solo el esfuerzo de los vecinos ayudó a paliar las consecuencias. Entonces y ahora", valora Javier.

Ese día 19 quedará marcado en la historia de Cuchillitos, pero también el viernes anterior, el 17. Medina lo cuenta: "Iba a cerrar el recinto sobre la una de la madrugada y cinco personas se pusieron delante y me empezaron a golpear. Mi hermano Enrique intentó defenderme, pero se llevó la peor parte. Lo patearon y solo lo dejaron cuando vieron la sangre en su cara. Estuvo ingresado en el hospital hasta el día siguiente".

Javier tiene claro que "eran sudamericanos y usuarios de las canchas, donde jugaban su campeonato desde la época de mi madre (Mensa Lemus). Pero ya no respetaban nada bajo los efectos del alcohol. Se peleaban entre ellos, dejaban todo tirado y sucio, y se lo recriminé. De ahí, la paliza. No quiero que vengan más por aquí, ni ellos ni otros. La gente del barrio, donde somos muy queridos, los espera y es mejor evitar una desgracia porque pagarían justos por pecadores. Sé que los han derivado a otras canchas y mejor así".

La de Cuchillitos de Tristán es la historia de una asociación de vecinos diferente, ya que nació a partir de la ubicación en esa zona de las canchas deportivas. Una vieja lucha, de más de diez años, pasa por contar con luz pública, ya que solo existe en el foco de la entrada, la cantina y las canchas de bolas. "Cuando las últimas obras de empichado, desde Endesa nos dijeron que vendrían pronto a mirar arquetas y puntos de conexión, pero hasta la fecha".

"La seguridad es la que pagamos, por aquí apenas pasa la policía", indica Javier, para añadir: "La limpieza la afrontamos socios y vecinos. También el cuidado de los muchos jardines, incluidas las podas, salvo el acopio de material, en lo que nos ayudan desde el servicio municipal. Nada más".

Santiago, palomero y directivo de Cuchillitos, apunta: "Estábamos reformando una cancha para mudarnos por falta de espacio, pero el temporal acabó con todo, incluido el material que quedó dentro del vestuario inundado. Pedimos ayuda para poder recuperarlo".

Javier Medina alaba un recinto muy amplio, "pero cuyo mantenimiento resulta costoso. No podemos afrontarlo y lo ideal es que el ayuntamiento se hiciera responsable. Si no actúan pasará como antes de que llegara mi madre. Estaba abandonado y el deterioro era tan grande, con un vandalismo que lo rompió y lo robó casi todo, que fue complicado sacarlo adelante. Puede volver a pasar".

Medina acaba con una reflexión y Mensa otra vez en el recuerdo: "El alcalde Bermúdez le prometió a mi madre que harían una piscina en la zona baja, donde hay sitio de sobra, antes de que se muriera. Pero no pudo ser".

LA RADIOGRAFÍA

Nombre y situación

Tristán es la gran charca del Camino del Hierro y lo de cuchillitos responde a lo escarpado del terreno.

Pertenece al distrito Ofra-Costa Sur, cuyo concejal es Dámaso Arteaga. Cuchillitos de Tristán forma un gran rectángulo de 56.000 metros cuadrados rodeado por los barrios de García Escámez, Somosierra, Miramar o La Florita. En la parte alta se encuentra el parque del mismo nombre, la única coincidencia,

Usuarios y población

De 300 socios hace diez años ha pasado a los 120 actuales. Su área de influencia abarca a unas 45.000 personas en el entorno

Reseña histórica

Hablar de Cuchillitos es hacerlo de Carmen Rosa Lemus Mederos, "Mensa", una mujer luchadora y temperamental, un referente vecinal. Ella lo fue todo aquí, desde que inició la aventura en 1992, cuando empezó a gestionar un recinto prácticamente inservible, hasta su fallecimiento el 17 de abril de 2013 (su esposo, Filiberto, murió justo un año después, el mismo día, pero de 2014).

Movimiento vecinal

El local es amplio, con un gran porche de entrada, cantina, sala de trofeos, oficina y terraza. La instalación es aprovechada por los vecinos para actos sociales como comuniones o bautizos. Hay tres canchas de Fútbol sala, una de frontón, reformada hace poco, dos de bolas, otra de petanca, un campo de luchas "donde bregan los rabos de gato" y otro espacio que era de tenis y ahora lo ocupa un colectivo de coches teledirigidos. Aquí tiene su sede, como el Club Colombófilo Costa Sur Cuchillitos.

Javier Medina

Tomó el relevo de su madre para gestionar un recinto que es como su casa desde que tenía ocho años. Con su fiel perra pastor alemán "Chola" -porque "el día que vino a casa se comió una"- lo recorre junto a EL DÍA para valorar los desperfectos de las últimas lluvias y recordar sus enormes potencialidades. Explica que "seguimos participando en los Juegos Municipales, "hasta que nos cansemos por la memoria de mi madre". La escuela de fútbol sala que llegó a integrar Cuchillitos desapareció, aunque se mantiene el club que presidió Mensa, el Bohemios, con dos equipos, adulto y de base. "Todo aquí me la recuerda", concluye.