"Christoph es uno más en el pueblo. No sé si al revés hubiera sido posible una adaptación así". Lo dice Gabriel Rodríguez, vicepresidente de la asociación El Pescador de San Andrés, sobre un vecino especial: "Cristóbal" Mersmann (Bremen, 1959), "el alemán de Anaga".

Un día llegó atraído por el clima y el paisaje y se quedó. Junto a su esposa, Marina ("socia, compañera, asesora"...), con la que lleva más de 20 años de unión, montó un estudio, La Casa de la foto, en la parte baja de su casa, el número 21 de la carretera a Taganana. Se dedica, sobre todo, a la restauración de imágenes antiguas y preside desde 2009 la asociación de Empresarios de Anaga.

EL DÍA visitó a quien cree que este es su "lugar en el mundo". Alto, enjuto y flaco, cual quijote, y con sus características lentes, invita a tomar "el mejor café de San Andrés". Y no defrauda. Luego conduce al visitante hasta su refugio, vivienda y espacio de trabajo al mismo tiempo.

"He estado ahora unos días en mi país, explica, al que amo, pero cada vez me cuesta más alejarme de aquí. Mi corazón, dividido, se decanta por Anaga". Apunta: "No llevé suficiente ropa de abrigo y pasé hasta frío porque me he acostumbrado a este clima".

Fue sanitario durante una década y "nunca se deja de serlo, aunque no quiera acordarme" aclara. Estudió "con el sistema de la FP alemana, de la que soy un ejemplo" y es autónomo desde los 20 años. "La fotografía, asegura, siempre me gustó y en 1994 decidí cambiar de rumbo por ella. En 2003 se acabó el contrato de la nave en la que tenía mi estudio y planteamos otro giro".

Christoph había estado de vacaciones en Fuerteventura "como buen alemán" y La Gomera "en mi época hippie". Un día de hace ya doce años decidió quedarse: "en esta isla, que es como un continente, para pasar la segunda parte de mi vida. Me enamoré del paisaje de Anaga y su gente". Fue clave un amigo cubano y profesor de español, Vicente González, que luego se afincó en el sur de la Isla.

Tras pasar por El Toscal "y conocer, disfrazado, este Carnaval único" se mudó a San Andrés. "Me aceptaron muy bien y este guiri cree que puede devolver algo a la sociedad que me acogió", apunta.

Reside y siente, pero también padece. Con las subidas del mar ("estaremos atentos a cómo se construye el dique", dice); con los destrozos de los barrancos y con la crisis, "que ha golpeado muy duro". Apuesta "por la inversión en turismo y alquilar pisos de particulares". Mersmann es un embajador de Anaga y Tenerife: "Intento exportar algo cuando voy a Warendorf, el pueblo de mis raíces".

Christoph y Marina se quedaron en "el sitio ideal para reducir el estrés de una intensa actividad. Cuestión de calidad de vida".