"Al revés que la mayoría de las personas con problemas para pagar sus hipotecas, yo lo que quiero es que el banco me desahucie de una vez. A ver si termina este calvario". Lo asegura Beatriz Henríquez Gámez, una chicharrera que hace tres años y medio compró con sus ahorros de toda la vida un piso en Las Moraditas de Taco e inició su particular odisea.

"Estoy separada y tengo una hija -apunta-. Tras unos años en la Península, volví y empecé de cero, con 34 años, a trabajar y reunir para comprarme la vivienda". Al tener un sueldo bajo y pese a los ahorros de diez años, no conseguía crédito. "Fui a una inmobiliaria que me consiguió la hipoteca en Bancaja entonces y luego Bankia. Me concedieron hasta 90.000 euros y yo había mirado una casa de 88.400. Pero a la semana dan marcha atrás y me ofrecen como alternativa una oferta a través del producto llamado road show una de 50.000. La fui a ver y me quedaba en 190 euros mensuales con tres años de carencia".

Pero todo se complicó. "No tenía cédula de habitabilidad y no podía incorporar suministros básicos como el agua o la luz. En la escritura se dice que era de segunda ocupación, pero no es verdad y el registro catastral que aparece es el del vecino de abajo".

Preguntó por qué no había contadores y le dijeron que "los bancos los quitan para no pagarlos". Tuvo que abonar 2.000 euros a la persona de la inmobiliaria que ejerció de intermediario. Además, "entregué 3.000 más para las escrituras y otros 5.000 para asegurar las condiciones".

"Lo compré en mayo de 2011 y me mudé en julio -prosigue-. Empecé los trámites del agua y la luz mientras vivía de acampada con una niña pequeña. Emmasa y Endesa me pidieron un recibo del IBI o la cédula. Las reclamé al banco y me dieron largas. Pasé una semana sin agua ni luz. En el Registro Catastral me dicen que la casa no está dada de alta y en el Ayuntamiento de Santa Cruz que no hay recibo del IBI".

En septiembre de 2011, "contraté una abogada que puso una demandas y me fui a vivir de alquiler a Igueste de Candelaria porque allí no podía seguir". El periplo de Beatriz continuó por el Registro, la Gerencia de Urbanismo... "Para la cédula me pedían planos de la casa y el proyecto de un arquitecto. Yo no tengo dinero para eso".

El juicio se celebró el 31 de octubre de 2012 y "desestimaron mi demanda. No recurrí porque cuesta mucho. Por si fuera poco en el registro perdieron los papeles que pedí y aparecieron otros a mi nombre y con mi firma falsificada". Bankia reclamó el pago de las costas "pero el juez lo rechazó en un auto y me dio la razón porque ellos no sabían el producto que me vendieron, el road show". En todo este proceso, Beatriz ha cambiado dos veces de vivienda de alquiler. Primero, en Ofra y ahora en Barranco Grande.

"Me dirigí al banco porque se acababa la carencia y no podía pagar una casa cerrada", señala para añadir: "El director me dijo que escribiera una carta sentimental y que no la redactara un abogado. Tardé tres meses y solicité una vivienda en condiciones similares y la dación en pago. Por teléfono me la denegaron".

Así está la situación a día de hoy: "La casa está tasada en 84.000 euros y les debo 45.000. La tasación de embargo sería superior y no me quedaría pagando costas. Pierdo la casa y unos 20.000 euros. Pero no pago un duro más porque mi sueldo de limpiadora es de 900 euros. En junio se cumplieron los tres años de carencia y debía empezar a pagar la hipoteca, pero no lo he hecho. En otras condiciones a los tres meses han desahuciado pero en mi caso, no. El pasado 25 de noviembre solicité una venta extrajudicial. No sé si esperan a que crezca todavía mas mi deuda. Me ofrecen una ampliación de la hipoteca, pero lo que yo quiero es que, por favor, me desahucien ya y se queden con una casa que no voy a habitar nunca".