El número de personas que duermen cada noche al raso en Santa Cruz no es algo baladí para activistas sociales como Ana Mendoza "porque a veces tapa una realidad que aflora de manera inevitable con toda su crudeza. Cada vez hay más gente en la calle", concluye quien las recorre de manera habitual. Las cifras oficiales apuntan a unas 60 "y se quedan muy cortas. Calculo que se acercan al centenar", argumenta.

En asentamientos "consolidados" como el chabolista del Pancho Camurria "han llegado los últimos días unas treinta personas más. Hay otra hilera de casetas y hasta dos tiendas de campaña. El martes, después del día de lluvia y frío anterior, le pregunté a uno de ellos cómo soportó ese temporal y no me supo contestar".

Además, en la trasera de la instalación deportiva "hay dos pequeños campamentos. En uno vive una señora inglesa que aparenta 70 años aunque no sé su edad, no habla español y tiene muñones en los dedos de manos y los pies por el frío o las ratas. A ella y a su compañero les llevamos latas de leche condensada y fue una fiesta".

Al "mapa de la indigencia" hay que unir otros dos puntos. Por un lado, el interior de la muralla de la antigua batería de San Francisco, en la avenida Marítima frente al Auditorio, cuyo entorno fue adecentado hace poco y donde está previsto instalar un parque temático sobre la Gesta del 25 de Julio. También un lugar tan céntrico y de paso como los arcos bajo el puente Serrador, junto a La Noria y donde estaba ubicado un restaurante, muestra la huella de que alguien pernocta allí cada día tapado con cartones.

A Ana Mendoza le parece "patética la respuesta institucional. Me gustaría ver a la concejala (Alicia Álvarez) y a la consejera (Inés Rojas) recorrer estos lugares como hicimos esta misma semana con la ONG Sonrisas Canarias y su responsable, Luis Febles, para repartir comida. Preguntas si ha venido la UMA (Unidad Móvil de Acercamiento) y te dicen que no".

Ana se reserva datos porque "va a causar impacto saber dónde han establecido su campamento una decena de personas del país".

Mendoza rechaza las intervenciones de la policía y, sobre todo, las maneras. "En otro lugar que no voy a desvelar por seguridad del indigente, lo levantaron de mala manera, le quitaron los cartones con los que se tapaba y amenazaron con darle una paliza si volvía. Se trata de servicios sociales y no policiales. Hay que activar los recursos y si es necesario aumentarlos, incluida la capacidad de respuesta del Albergue. Por fin dejarán de pagar un dineral al mes por alquilar la sede del IMAS e irse al antiguo colegio Ofra-San Pío.

Los cálculos apuntan a que en el municipio existen más de 250 personas sin hogar. Unas 150 se alojan en inmuebles habilitados como recursos sociales. El principal, el Centro Municipal de Acogida (el Albergue) tiene capacidad para unos 110 -está lleno casi siempre- y Café y Calor y Guajara, ambos de Cáritas, para otros veinte usuarios cada uno. El resto duermen en la calle.

Una vez descartada la antigua fábrica Celgán de Tío Pino, próxima al derribo, los "puntos fijos" serían el entorno del Pancho Camurria, el Viera y Clavijo, los alrededores de La Recova, espacios en Los Lavaderos y el puente bajo la piscina. O cualquier casa vacía, "objeto del deseo" de los que no tienen donde resguardarse de la lluvia o el frío. Y miren que ha hecho frío y llovido este invierno.