Si Santa Cruz aspira a ser una ciudad turística, como pretenden sus dirigentes, está obligada a "mimar" los espacios que son un "escaparate" para el visitante. Por ejemplo, la Alameda del Duque de Santa Elena y su entorno, junto al lago de la plaza España. La intención es obvia según los trabajos más recientes llevados a cabo en la zona. Por un lado, la rehabilitación del muro y los adornos florales de las paredes verticales junto al pórtico de acceso. Por otro, el inicio de los trabajos para instalar el primer baño público de la etapa actual, un recurso que la capital tinerfeña tuvo en épocas ya lejanas.

La semana pasada finalizaron los trabajos de remodelación del jardín vertical ubicado en el pabellón de la plaza de España, junto a la Alameda, con la plantación de las especies vegetales. Tras la retirada de los paneles de PVC y la malla de fieltro sobre la que cuelgan las plantas y su posterior reposición, fue instalada una nueva canaleta de recogida del agua de riego y la puerta del contador. La actuación fue culminada gracias a la colaboración de varios servicios municipales.

En el interior de la Alameda, en la zona aledaña a la fuente, Servicios Públicos culmina, por su parte, la instalación del primer baño público (con un coste de 40.000 euros) de la ciudad. Las previsiones apuntan a que pueda utilizarse a partir de la próxima semana.

Un segundo servicio se ubicará en breve cerca de la plaza Weyler. En principio, el acceso será gratuito. Con esta media de dos anuales, serán diez en 2020.

Vieja aspiración de vecinos y comerciantes del puerto (cuando era franco), así como de los turistas, en este caso más bien por los apuros y "apreturas" cotidianos, los baños públicos volverán a una capital tinerfeña que los tuvo en ubicaciones como el parque García Sanabria, la avenida de La Asunción o el entorno de la plaza del Príncipe y la Casa de Socorro.

Un trozo de historia

La Alameda del Duque de Santa Elena fue construida en 1787 por iniciativa del marqués de Branciforte, comandante general de la isla. La obra fue realizada por el ingeniero militar Amat de Tortosa. Su nombre oficial fue perdiendo peso entre los vecinos para ser solo La Alameda o Los Paragüitas por el bar de ese nombre, ya desaparecido. Un jardín público producto de las ideas de la Ilustración en el sentido de lugar donde pasear y disfrutar del ocio con objetos decorativos como la fuente de mármol blanco de Carrara y el bello y original pórtico, ambos restaurados como patrimonio de todos. Una filosofía a mantener.