Todas las personas que viven en el Pancho Camurria tienen una oferta para irse a una vivienda de alquiler con una ayuda del ayuntamiento". Así de tajante se mostró ayer el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, cuando le preguntaron por la situación de las personas que viven en infraviviendas alrededor del pabellón deportivo.

Bermúdez se justificó en que no pueden obligar a nadie a abandonar este lugar, pero iban a intentar "convencerlos" para que lo hagan. "Hay un programa de actuación preparado con la idea de convencer, de darles una alternativa a las personas que están allí", explicó, para añadir que se pretendía llevar a cabo una "actuación integral". "Más allá del sitio, de la estética, lo que más me preocupa es la seguridad y las condiciones higiénico-sanitarias. Vamos a convencer a esas familias de que van a vivir mejor si se van a un alquiler", manifestó.

Sin embargo, la situación de las personas que residen en el Pancho Camurria es diversa y no todos responden al mismo perfil. Según explicó el director de Cáritas Diocesana en Santa Cruz de Tenerife en una entrevista reciente con este periódico, entre los residentes hay inmigrantes irregulares, que no pueden acceder a ningún contrato en suministros de agua y luz porque no existen administrativamente. Leonardo Ruiz del Castillo también explicó que había personas que habían rechazado ese alquiler porque no tenían ningún tipo de ingreso y, aunque el consistorio les subvencionara el alquiler, no podrían hacer frente a los recibos de luz y agua.

En este sentido, el alcalde afirmó ayer que el consistorio no podía "darle un trabajo" a las personas que residen allí. "No sería justo habiendo 25.000 desempleados en Santa Cruz", explicó.

"Lo principal es que estas personas tengan una alternativa y esa alternativa existe. Es la misma alternativa por la cual 1.000 personas en Santa Cruz viven en una vivienda de alquiler gracias a una ayuda que le da en el ayuntamiento", aseguró Bermúdez.

No obstante, matizó que una vivienda de alquiler significa residir en "una comunidad de vecinos, con normas que observar", en referencia a que algunos de los residentes rechazan estas normas, de la misma forma que no quieren dormir en el albergue.

"Son diferentes perfiles de personas", reconoció el alcalde. "A cada uno de ellos hay que buscarle una solución diferente. Pero la voluntad del ayuntamiento es darles una alternativa para vivir de manera digna", afirmó.

El consistorio calcula que hay alrededor de 30 personas viviendo en el Pancho Camurria. Entre ellos, también, personas con adicciones o enfermedades mentales que requieren algo más que un alquiler para salir de su situación.