La antigua fábrica Celgán y su derribo ya es desde ayer responsabilidad de la empresa contratada al efecto, Dragados, después del desalojo por la mañana de la última pareja que ocupaba parte de las instalaciones ubicadas en el barrio de Tío Pino.

La alcaldesa en funciones y concejala de Seguridad, Zaida González, acompañada de los ediles de Urbanismo, Carlos Garcinuño, y de Atención Social, Óscar García, visitaron las instalaciones junto a representantes de Dragados y técnicos de sus respectivas áreas, incluidos los del IMAS.

También se desplazó a la zona una dotación de la Policía Local que desalojó sin incidentes a los dos últimos ocupas, trasladados al Centro Municipal de Acogida.

Las primeras tareas consistirán en instalar la caseta de obra e iniciar el proceso de limpieza y saneamiento en la parte del edificio que se va a mantener. Luego, probablemente a comienzos de la próxima semana, comenzará el derribo de la otra zona.

Solo se demolerá la zona del inmueble en la que los técnicos de Disciplina Urbanística detectaron en su día un riesgo para la seguridad. En concreto, la que rodeaba a la plaza interior, donde ya ha habido varios derrumbes.

La Gerencia adjudicó el pasado mes de mayo a Dragados la demolición por 217.000 euros.