Tres años de litigio que comenzaron en el verano de 2012 empiezan a arrojar luz para Antonio Aguiar. Este vecino del barrio de Chamberí inició entonces un contencioso con una empresa tras el derribo de la vivienda lindante con la suya en la calle Fernando Beautell. Una sentencia de junio de 2014 y un reciente peritaje judicial del mes pasado "me dan la razón, en el sentido de que han aparecido humedades en mi casa y hay peligro al carecer de seguridad la pared medianera. Entonces y ahora, todo esto es un riesgo para la integridad física y la salud de mis dos hijos menores de edad".

Además del ámbito judicial, Aguiar se ha dirigido en varias ocasiones a la Gerencia de Urbanismo, donde quedan dos expedientes aún por resolver y mañana jueves tiene prevista una cita con el actual concejal, Carlos Garcinuño. El Día ya se hizo eco de su problema el 16 de marzo de 2013.

Aguiar denunciaba ya "la presencia de humedades a partir del derribo de la casa anexa y el peligro por la entrada y salida constante de furgones y otros vehículos pesados sin tener permiso para ello que podrían poner en peligro la estructura del edificio".

"Entonces, apostilla, me decían que no tenía nada que hacer, pero la justicia me ha dado la razón. Nunca he querido tener problemas con nadie, pero no me queda otra que defender lo mío".

Tras la presencia de técnicos de Urbanismo en la vivienda e idas y venidas a la Gerencia, que siempre le dio la razón a la otra parte, porque todo estaba "legal", una sentencia firme, al no ser recurrida, del Juzgado de Primera Instancia número 5, fechada en junio del año pasado, establece que "se condena a la demandada a efectuar las obras necesarias para la impermeabilización del muro medianero en su unión con el suelo, de forma que no se produzcan filtraciones de agua procedente del solar de su propiedad hacia la vivienda del actor (Aguiar)".

Antonio explica: "La casa tiene más de 90 años y es la única que tengo, herencia de mis padres y abuelos. Depositaron escombros en la pared común y cualquier toque de esos vehículos la puede tirar. No hay vigas ni elementos de sujeción y el agua que se filtra ha originado hasta grietas".

Al no haber novedades, Aguiar pagó un peritaje "porque al recurrir fuera de plazo tuve que abonarlo yo. Pero lo he asumido con mucho gusto".

El perito, después de dos visitas, resume en su informe de 13 páginas del pasado 10 de julio, entre otras cosas, que "la solución constructiva... no protege la zona situada en la planta sótano, bajo la rasante; que el certificado final de obra no está visado por el Colegio de Arquitectos o que las obras de impermeabilización de la pared medianera, desde el punto de vista legal, no están terminadas". Además, "el proyecto de demolición no se redactó con el objetivo de acondicionar el solar como aparcamiento de vehículos al aire libre". Y concluye: "No están garantizadas la seguridad y habitabilidad de la vivienda propiedad del demandante". Por ello, propone "suspender el empleo del solar como aparcamiento de vehículos mientras no se resuelvan las deficiencias descritas en el presente peritaje" y "un arquitecto deberá redactar un informe pericial en el que se analice y justifique si es suficiente el actual nivel de seguridad de la estructura y cimentación de la vivienda del demandante".