Los dirigentes de la asociación de vecinos 7 Islas de El Sobradillo lo tienen muy claro: "La sede social necesita una rehabilitación en profundidad, no un simple parcheo como pretenden desde el Ayuntamiento de Santa Cruz. Las recientes e inesperadas lluvias de verano, de relativa intensidad, han demostrado que hay riesgo por las humedades e, incluso, ya tenemos un aula inutilizada. Nos han prometido hace años el arreglo y pretenden solucionarlo con una manita de pintura y el arreglo de unas barandas. No es suficiente ni de recibo porque viene el invierno y hay peligro".

Juan Daniel Marrero preside el colectivo del Suroeste en una segunda etapa desde hace dos años y es muy crítico con el distrito: "Juani Cañizares y José Ángel Alonso, personal de la oficina, me prometieron antes de las elecciones la reforma del local y no han cumplido. Con las cuadrillas del convenio de empleo quieren pintar por fuera, de mitad hacia abajo, la pared y limpiar unas barandillas de hierro. Con eso no basta".

Marrero señala que "el agua busca siempre su camino y las recientes lluvias rompieron una canaleta, la unión entre la plancha que cubre el segundo piso y el resto del techo. Eso ha agudizado el problema de humedades con cables eléctricos al aire y tomas de corriente. Hay mucho riesgo".

"El agua -añadió- bajó por las escaleras e inutilizó el aula 4, ubicada en el segundo piso junto a la terraza, con la amenaza de seguir hacia la 3. Ya no se trata de filtraciones, sino que chorrean las paredes. El exterior está completamente descascarillado en la parte trasera y las puertas, incluidas las de la entrada y seguridad, abombadas por la humedad. Cada vez cuesta más abrirlas".

"Hace año y medio -apunta Juan Daniel- prometieron afrontar la mejora del local que es propiedad municipal. El concejal Dámaso Arteaga mandó incluso un aparejador, pero todo se quedó en el pequeño arreglo de un baño".

Antes de las elecciones del pasado 24 de mayo, añade, "prometieron desde el distrito que se iba arreglar e incluso había presupuesto para la puerta. Pero...".

El edificio data de los años 80 del siglo pasado y tiene dos plantas con 450 metros cuadrados de superficie. Lo gestiona la asociación que, dice su presidente, "con la aportación económica anual de los socios y mensual de los colectivos, más una subvención municipal de solo 360 euros, debemos afrontar los gastos de mantenimiento (agua, luz, teléfono, limpieza...) e inversiones para los muchos eventos que acogemos".

Charlas, actos públicos, clases a niños y adultos, numerosos talleres o actividades incluidas las de Radio Ecca, la agrupación folclórica Alcorán o el colectivo de mujeres Amuso. De lunes a viernes.

Sin olvidar, concluyó Marrero, "que somos una entidad colaboradora del Banco de Alimentos y lo que eso conlleva de tareas extra, tiempo y trabajo para el reparto sin ayuda económica. Al contrario, nos han dado menos dinero".