Parafraseando el dicho, Javier Torres Franquis (Santa Cruz de Tenerife, 1962) fue murguero antes que autor de cartel del Carnaval. Cofundador de Mamelucos, pronto tuvo que elegir: la murga o su profesión, que en 1990 lo llevó a la Universidad de La Laguna, como profesor de diseño en Bellas Artes. En la fiesta de la máscara, es el diseñador de murgas más laureado, aunque ha esquivado siempre el protagonismo y se ha recluido en el despacho de casa, donde crea, y en el taller de la costurera de Mamelucos, Mari Falcón, desde hace más de una década y media. Con la nueva Corporación, el alcalde Bermúdez le encargó el cartel, que ya tiene esbozado.

¿Hacer el cartel es el sueño de todo chicharrero?

Al menos para los que tenemos vinculación con el diseño y con el Carnaval, desde luego es un proyecto muy atractivo y deseable.

Es el segundo murguero que asume el reto, después de Enrique González Bethencourt.

Creo que sí y salvando las distancias, porque hablar de Enrique es hablar del top ten; yo estoy mucho más abajo.

¿Qué impone más: ser autor del cartel o compartir galería con Facundo Fierro o Pérez Villalta?

La responsabilidad es grande por la confianza que ha depositado en mí su alcalde y la concejala de Fiestas. Es una enorme responsabilidad, y también por mi vinculación al Carnaval y lo que supone para los chicharreros: una manifestación cultural y divertida.

¿Teme las críticas?

Hay que aceptarlas sean buenas o sean malas. Es un trabajo que estoy poniendo mucha cabeza y también mucho corazón. Eso sí, no voy a hacer un cartel con connotaciones sexistas.

Si no es polémico, ¿será un fracaso, como decía Miguel Zerolo?

Respeto ese punto de vista pero no lo comparto. Crear polémica no es complicado, pero no necesariamente lo polémico es bueno. Estoy trabajando para hacer un buen cartel desde mi perspectiva. Y, si ademas, conseguimos que los chicharreros se vean reflejados, porque hayan guiños a los que participan en la fiesta, me daré por satisfecho. ¿Que puede haber gente que no le guste? Para gusto colores, y aquí hay que utilizar muchos (se ríe).

¿Cómo debe ser un cartel?

Sin entrar en clases magistrales, debe ser un elemento de reclamo visual inmediato y no debe ser excesivamente completo, lleno de elementos, cargados. En la historia del cartel moderno, la mayoría de piezas ilustres están basadas en elementos sencillos. Si tiene connotación simbólica, es evocador y estéticamente atractivo, mejor.

¿Su cartel tiene una figura central?

En principio sí. Voy a focalizar todos esos valores en algo que nos pueda representar, de la mejor manera posible a mi juicio.

¿Será un diseño corporativo?

Voy a plantear el cartel como algo que pueda tener vida más allá de la propia obra en sí. Espero que pueda tener un recorrido.

¿Cuándo es el peor momento a la hora de afrontar el cartel?

El mejor momento es cuando recibes el encargo; me quedé gratamente sorprendido. Ahora disfruto a diario; degustándolo y saboreándolo. Es un momento casi único y me he propuesto aprovechar la oportunidad. Lo dejaré reposar una semana y volveré a mirarlo para verlo con otros antes de finalizarlo. Ojalá en el futuro cuando lo vea me sienta orgulloso del resultado.