Las Mimosas es el barrio rico de Santa Cruz. Grandes chalés rodeados de vallas y follaje impiden a los curiosos la mirada. Es raro encontrar una pared mal pintada o un seto mal recortado. Sin embargo, todo lo que no tiene que ver con las propiedades privadas no tiene tan buen aspecto como podría esperarse.

Sin ir más lejos, las escaleras que van a parar al número 3 de la calle Doctor Cristino Díaz Martínez están llenas de hojas y flores caídas de los árboles y también botellas de cerveza vacías y grafitis. Probablemente el polo de atracción de las personas que dejan esos residuos sea un enorme chalé abandonado (y vandalizado) en esa esquina.

No obstante, lo común en todas las escalinatas que conectan calles más altas y bajas son los residuos vegetales y los grafitis.

En la zona conocida como la urbanización Las Mimosas, la situación es aún más complicada. Nació a principios del siglo XX como urbanización privada y no fue oficialmente recibida por el Ayuntamiento de Santa Cruz hasta noviembre del pasado año. No tiene casi aceras, ni contenedores y carece de alumbrado público.

Además de los baches en el asfalto, a los vecinos les preocupa "el tráfico". "Ahora con los colegios aparcan allí y no pasan ni bomberos ni ambulancia, nada", comenta un vecino del barrio.

Sobre los contenedores existentes, habla de solo uno o dos en toda la urbanización.

En este sentido, este vecino explica que tras la recepción oficial de la urbanización por el ayuntamiento les dijeron que iban a instalar señalización de tráfico para evitar estos problemas. Pero casi un año ha pasado y aún no han visto nada de esto.

La única mejora, indica este residente, es que ahora pasa un camión barredora por la zona, aunque cuando este periódico hizo la visita al barrio la carretera estaba llena de desechos vegetales.

No obstante, el decreto municipal de recepción de la urbanización fue recurrido por Sí se Puede, al considerar que el erario público iba a sufragar las deficiencias estructurales (en el alcantarillado, sobre todo) de una urbanización privada. Hasta la fecha, este recurso del partido ecosocialista no ha sido contestado.

En general, tanto la urbanización como el barrio son poco transitados a pie. Los residentes van y vienen de sus extraordinarias viviendas en sus vehículos y proliferan los carteles que ponen nombre a los chalés, avisan de que tienen un sistema de seguridad instalado o un perro peligroso.

En la hemeroteca, Las Mimosas aparece como una zona en la que suelen esconderse los menores que se escapan de Valle Tabares y, en concreto, la urbanización como una zona sin ley, que carece de alcantarillado y que no logra que el ayuntamiento la asuma.

Hoy todo el barrio de Las Mimosas es considerado municipal, pero su estructura y configuración de los accesos rodados lo convierte en una zona apartada, en la que no se entra si no se tiene un sitio concreto a donde ir.

Ni tiendas de alimentación ni otro tipo de comercios se encuentran en el corazón del barrio. Solo chalés, algún bloque de pisos y residencias de ancianos.

La parte más animada corresponde a la parte alta de Veinticinco de Julio, justo donde está la entrada a la urbanización Las Mimosas.

Nombre y situación

Las Mimosas comprende los núcleos de la urbanización Las Mimosas, Finca Salamanca y Pino de Oro. Desde el Norte, baja por la carretera de Los Campitos hasta Doctor González Coviella. Por la parte baja el límite es la calle Enrique Wolfson.

Población

Según los datos de la página web del Ayuntamiento de Santa Cruz, en Las Mimosas están empadronados 1.365 hombres y 1.541 mujeres. Un total de 2.906 personas que residen en el barrio.

Reseña histórica

Las Mimosas se creó a principios del siglo XX. Los hoteles Quisisana, construido en 1904 (hoy Escuelas Pías), y Pino de Oro fueron referentes alrededor de los cuales las personas con más recursos comenzaron a construirse palacetes o chalés. Muchos de ellos perduran hasta hoy y otros han sido sustituidos por edificios más modernos de pisos, aunque estos mantienen la exclusividad de la zona en la que se levantan.

Servicios

Las iglesias Pureza de María y del Sagrado Corazón y los colegios Pureza de María y Escuelas Pías dan servicio al barrio. El consulado de Perú, la Consejería de Sanidad y la sede de la Federación Canaria de Municipios (Fecam) son algunos de sus edificios más emblemáticos. También el Hotel Mencey, que fue reformado y reabierto recientemente, así como la Clínica Santa Cruz y el mirador de Los Campitos. En la parte alta de Veinticinco de Julio existen algunas tiendas y una farmacia, pero en las partes más altas o interiores del barrio solo hay viviendas.

En el barrio de Pino de Oro se encontraba el que estaba considerado como el drago más antiguo de la ciudad. El Dracaena draco estaba en los jardines del antiguo Hotel Pino de Oro y tenía una edad estimada de 135 años, lo que le confirió la consideración de árbol monumental. Sin embargo, la tormenta tropical Delta que se produjo en 2005 acabó con este majestuoso ejemplar.

Ayer y hoy

El Hotel Quisisana fue construido en 1904 por el empresario Enrique Wolfson Ossipoff. Entonces estaba rodeado de plataneras y fue lugar de parada y estancia de los comerciantes extranjeros que venían a la ciudad a hacer negocio con las materias primas que producían. Atraídos, además, por el clima, aprovechaban la estancia en lo que fueron los primeros pasos del turismo.

LA RADIOGRAFÍA