El párroco de San Pío, Roque Rodríguez de La Guardia, no esconde su tristeza y estupor tras visitar la zona de chabolas del Pancho Camurria. El pasado sábado acudió junto con la activista Ana Mendoza a repartir leche, refrescos y unas galletas que, a su vez, donó el comedor de San Vicente de Paúl.

"Yo creo que agradecieron más que uno perdiera el tiempo, a cambio de nada", explicaba el párroco en su muro de Facebook.

Rodríguez explicó a este periódico que le dijeron que allí residían alrededor de 30 personas, aunque él solo vio cerca de 15, "marroquíes y personas de raza negra, tinerfeños y de otros lugares", especificó. Entre los residentes, dijo, había hombres y mujeres, pero no niños.

El párroco se asombró del orden y limpieza que estas infraviviendas tenían en su interior y demandó que el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife "recoja la cantidad de basura que hay tirada al lado de los contenedores del Pacho Camurria. Es consciente de que en otra parte los habitantes del barrio 82 acumulan chatarra para vender, pero defiende que el consistorio debería contribuir a que la zona esté lo más limpia posible.

Conmovido con la situación de estas personas, el párroco ha hecho un llamamiento a la solidaridad de los chicharreros para que donen botellas de agua de un litro de plástico, leche en polvo o líquida, azúcar y gofio y zumos en tetra brick en las parroquias de San Pío X y San Juan de la Cruz (Ofra). Él, por su parte, se compromete a ir una vez al mes al precario asentamiento para llevarles estos alimentos e interesarse por sus problemas.

Roque Rodríguez destacó, en su relato de la visita, que los residentes en el Pancho Camurria no habían querido que se levantara ninguna otra chabola en el lugar en el que residía Jacky, la sintecho extranjera que falleció el pasado mes de agosto. "Qué gesto de cariño, en medio de lo mal que lo están pasando, honrar su memoria de esta manera", comentó.

Por su parte, Ana Mendoza, que también estuvo en la visita, explicó que la mujer enferma terminal que había sido desalojada hace unas semanas del frente del Pancho Camurria había pasado a la trasera. Afirmó que se había instalado en un lugar lleno de basura y volvió a hacer un llamamiento al Ayuntamiento de Santa Cruz para que evite que muera en la calle.

Roque Rodríguez también solicitó que se les haga un seguimiento diario a estas personas, que se hable con ellos para convencerles de que tengan otra vida. "Qué fácil es a los políticos decir que con que vayan a El Albergue lo tienen todo solucionado", se queja. "A lo mejor a los refugiados o emigrantes de fuera se les da un sitio mejor, pero a los que están hace tiempo (sean extranjeros o canarios) que mal se les trata", opina.

Por su parte, fuentes de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Santa Cruz han explicado en varias ocasiones que la UMA pasa por la zona para ayudarles y que en reiteradas ocasiones se les ha ofrecido el Albergue u otro recurso asistencial intermedio para que abandonen las chabolas.