Santa Cruz de Tenerife celebró ayer la tercera edición de Plenilunio, una jornada de puertas abiertas y gratuita en la que vecinos y visitantes pudieron disfrutar de gran parte del patrimonio. Llamativas resultaron las colas para entrar el Museo de la Naturaleza y el Hombre, que solo registra esta demanda en cada Plenilunio. El museo militar de Almeyda fue otro de los polos de atracción, junto a Capitanía, de este día que Santa Cruz reserva para la familia. No es el Carnaval de día, pero ayer quedó clara la vocación para aunar a padres e hijos. Desde los talleres ofertados junto a la plaza del Príncipe a la recuperación de algunas calles "secundarias" del corazón del viejo Santa Cruz que ayer recobraron un protagonismo inusitado, caso de Nicolás Estévanez, una trasversal de la calle del Castillo.

La oferta lúdica se extendió hasta el mercado Nuestra Señora de África, abrieron algunos rincones casi olvidados de la capital, como la sede principal de Cruz Roja, donde se anunciaron algunas proyecciones. Plenilunio transformó calles angostas en transitadas vías para disfrutar de la ciudad.

Entre los principales atractivos de la tercera edición de Plenilunio destacó la visita del Palacio de Carta. En su interior, los actores de la compañía de teatro Timaginas fueron unos excelentes maestros de ceremonia. Cada hora, una función, con acceso limitado. En su interior, el diálogo con el capitán Barba Negra incluyó golpes de humor que aderezaron con historia. Y actualidad, como la referencia a la españolidad, y los goles de Andrés Iniesta...

Otro de los lugares originales, y atractivos para los niños, fue el puente de El Cabo, sobre el que se colocó una alfombra roja que delimitaba la zona por la que tenía que pasar el visitante, que, una vez colocado ante una cámara, se proyectaba su imagen en una pantalla que colgaba de la fachada principal del Museo de la Naturaleza y el Hombre. Otra curiosidad fue la visita guiada por la sede noble del ayuntamiento de Santa Cruz, con la posibilidad, incluso, de acceder al despacho del alcalde. El mismo José Manuel Bermúdez explicó en primera persona su labor, junto a su mesa, donde tiene tallada en madera el escudo de la capital.

Poco antes del mediodía comenzó la actividad. Los niños fueron los protagonistas. Hinchables en la plaza del Príncipe. Hinchables en la calle de La Noria, donde también abrieron sus puertas las murgas Mamelucos y Ni Fú-Ni Fá, para exponer de forma escueta su patrimonio.

La oferta superó la demanda. Al mediodía, la ciudad se recogió para salir después de las cuatro o las cinco de la tarde a la conquista de la calle, que fue ganando visitantes conforme pasaron las horas. Parecía que el vecino se alongara a la ciudad para ver si de verdad Plenilunio es un éxito. Quien no disfrutó fue porque no quiso. O no salió. Cualquier rincón fue válido para montar un pequeño estand.

Por la tarde, ya la plaza de la Candelaria calentaba motores para la presentación del cartel del Carnaval. Primero, con una clase de zumba, de la mano de Rayco, que hizo bailar al público; luego, con cuatro grupos de rock... Era la cuenta atrás.

En paralelo, otro de los polos de atracción de Plenilunio, la competición deportiva, en la que niños y mayores, políticos o no, participaron en la competición. Más de doscientos niños corrieron en el Plenilunio infantil, frente a los 510 atletas adultos, entre los que se impuso Ayoze Pérez, como ya ocurriera en 2013.

Al final una fina lluvia, un presagio para el Carnaval 2016.

Para los amantes de la estadística, el TEA recibió a unas 1.500 personas, mientras que 900 acudieron al Palacio de Carta. ¡3.500 personas acudieron al museo de la Naturaleza y el Hombre!

Ya, desde la medianoche de ayer, Santa Cruz ya tiene cartel del Carnaval, que se conoció con la proyección de un vídeo y a ritmo de las batucadas que asomaron los disfraces a la balconada de los edificios de la plaza Candelaria, mientras sonaba el "Santa Cruz en Carnaval" versión de los años 80 que hizo el grupo Ni 1 Pelo de Tonto.