La "farmacia de las golosinas" llegó a Santa Cruz. El pasado septiembre abría sus puertas, en el número 18 de la calle Costa y Grijalba, Sweet Pharm. Se trata del primer establecimiento en Canarias de esta franquicia nacional que destaca por su innovador concepto, basado en la comercialización de golosinas al peso con un sello muy especial: envases que imitan a los tradicionales medicamentos.

Elisa G. Fernández es la empresaria que ha puesto en marcha esta atípica tienda de chucherías. Explica cómo en uno de sus viajes a la Península quedó "fascinada con la idea" y no dudó en traer este original producto a Tenerife. Aclara que, a diferencia de otras, su tienda "dispensa exclusivamente golosinas sin gluten". También tiene una zona reservada a gominolas sin azúcar, veganas y ecológicas.

Otras particularidad es la distribución de las golosinas por categorías de tratamiento -amor, salud, emergencias, dinero, etc., que presentan cada envase como medicamentos reales para generar un estado de ánimo positivo en los clientes, basándose en los beneficios de la risoterapia.

"Cada bote tiene un mensaje optimista. Pienso que una de las claves del éxito de la marca es que dispone de más de cien etiquetas, siendo extraño el cliente que no encuentre el mensaje adecuado para cada momento; también las personalizamos por encargo para cumpleaños, bodas o comuniones", explica Elisa. Recuerda como anécdota a un niño que "buscaba un envase con la palabra Perdón para regalárselo a un compañero de clase".

El comercio está situado cerca de los colegios Pureza de María e Hispano Inglés. De ahí, el atender al público en horario ininterrumpido, de 8:00 a 20:00, para "adaptarse a padres e hijos".

La gerente reconoce su sorpresa ante la aceptación del público adulto. "Me atrevo a decir incluso que ha superado a los jóvenes, puede ser que el producto actúe como una inyección optimista para cualquier día o situación cotidiana", afirma. "Paradójicamente, muchas farmacias son clientes", agrega.

Comprar en Sweet Pharm es sencillo. Antes de pasar por caja, basta elegir el tamaño del envase -van de 50 hasta 1.500 gramos, aunque también hay más originales como biberones o botiquines-, rellenarlo de golosinas y elegir mensaje.

"Los adultos son más prácticos y se llevan los botes preparados. La experiencia está siendo muy buena y la gente repite", concluye Elisa Fernández.