Lo que parecía un feliz anuncio de Navidad se ha convertido para los comerciantes de la calle Doctor Allart en una auténtica pesadilla.

Tras más de dos años cerrada por problemas en la fachada de una vivienda particular abandonada, la Gerencia de Urbanismo de Santa Cruz anunció ayer que la vía estaba abierta desde el pasado miércoles 23 de diciembre.

De esa manera se quería contribuir a facilitar las ventas navideñas en los establecimientos, a los que el cierre de la calle no solo ha mermado su negocio, sino que, en algunos casos, ha motivado el cierre.

La apertura de Doctor Allart después de tanto tiempo cerrada fue posible gracias a la colaboración de la empresa promotora Aransa, que construye un nuevo edificio casi enfrente de la vivienda que sufrió los desperfectos y que asumió el coste de los trabajos.

Es más, la propia compañía suspendió las obras de su edificio hasta después de Reyes, precisamente para no entorpecer el normal tránsito de personas por la vía. Y, además, se comprometió a, pasadas esas fechas, hacer cortes de la calle solo en momentos puntuales. Hasta ahí, todo normal.

Sin embargo, lo que parecía la gran noticia para los comercios de Doctor Allart se ha topado con la sinrazón de dos vecinos, a los que tienen localizados e identificados.

Desde el pasado miércoles, y de manera sistemática, los dos residentes se dedican a cerrar la calle todas las noches con la valla que aún permanece en la vía, aumentando el desconcierto entre los peatones y generando la falsa sensación de que sigue cerrada por obras.

De estos hechos tiene conocimiento, incluso, la Policía Local de Santa Cruz, a la que uno de los afectados comunicó la incidencia por teléfono la pasada semana, al percatarse de que no era casual lo que estaba ocurriendo.

Aunque no quiso identificarse, por miedo a represalias, asegura este afectado que la razón que esgrimen estos dos residentes para llevar a cabo su acción tiene que ver con el ruido que se produce por las noches con el tránsito de personas que pasan hacia otras calles de la zona y con el paso de algunos vehículos.

Una consecuencia, remarca este empresario, que va implícita allí donde haya negocios. "¿No quieren que la ciudad avance? Eso en La Laguna no pasa. Que el alcalde tome nota", recalca con cierto enfado.

Ayer, el concejal de Urbanismo de Santa Cruz, y ahora también edil accidental de Seguridad, Carlos Garcinuño, reconoció que no tenía constancia de esta incidencia vecinal y se comprometió a poner en conocimiento de los agentes locales el asunto.

Garcinuño, al margen de la controversia, agradeció el gesto de la promotora Aransa, que no solo asumió el coste de la reparación de la fachada afectada sino que, además, ha paralizado los trabajos hasta que pasen estas fechas de compras.