Parecía que el día no llegaría nunca, que se trataba de un mal sueño, pero lo hizo. El quiosco Numancia, el emblemático establecimiento ubicado junto al parque García Sanabria, cierra hoy tras décadas ininterrumpidas de servicio.

Lo hace porque vence la concesión administrativa que tienen sus actuales propietarios, los mismos que se hicieron con el negocio hace ya medio siglo. Ha llovido mucho desde entonces.

Punto de referencia durante años para aficionados al automovilismo y fiel lugar de peregrinaje para los más rezagados del Carnaval, el Numancia se enfrenta ahora un proceso de reforma. Toca modernizarse.

En principio, el proceso solo durará unos meses. Los necesarios para que se redacte el nuevo pliego de condiciones, se licite la concesión y se ejecuten las obras.

Precisamente, en el nuevo pliego estará una de las grandes novedades: se premiará a la empresa que mantenga a los actuales camareros, siete.

Un alivio para los trabajadores, que ya saben que una de las empresas que pujarán por hacerse con el servicio será la del hijo del actual concesionario. Es decir, que, con suerte, el Numancia volverá a ser atendido por, entre otros, Juanito "el abuelo", José María, Cirilo y Charly. Solo el primero lleva 42 años entre las paredes del pequeño establecimiento.

Ayer, y bajo un intenso aguacero, clientes -asiduos y esporádicos- y camareros comentaban entre bromas y anécdotas el punto final -o seguido- que se pone hoy. Han sido muchos años, muchos carnavales, muchos recuerdos... "Ojalá nos volvamos a ver", fue la frase más repetida. Seguía lloviendo en Santa Cruz.