"El que tenemos ya no da para más". Así resume Yoné Febles, presidente de la ONG Abrigos y Sonrisas de San Andrés, la situación del vehículo que, hasta ahora, ha servido para desarrollar su labor solidaria en Anaga, desde el interior del macizo al barrio de La Alegría.

El vehículo actual, con más de 27 años de antigüedad, ya no aguanta el "trote" que le da el colectivo para transportar los más de 6.000 kilogramos de alimentos que reparte entre más de 300 familias de esta zona del municipio.

Por eso, el llamamiento de Abrigos y Sonrisas, al contrario que otras ONG, no es para que la gente pueda donar más alimentos para su labor, sino para que la solidaridad ciudadana se convierta en un nuevo furgón que pueda permitirles seguir desarrollando su tarea solidaria.

Un vehículo que, eso sí, debe tener unas características similares a las que tiene el que utilizan ahora, es decir, un furgón "cerrado" y con capacidad de carga máxima de 3.500 kilogramos, para que pueda ser conducido con el carné tipo B. "Sería nuestro mayor regalo", asegura Yoné Febles. "Esta tarea no se puede parar", añade.

Según datos del Banco de Alimentos del pasado 21 de enero son 290 los atendidos por Abrigos y Sonrisas, 209 adultos y el resto, menores. "De todo Anaga", incide el presidente de un colectivo que nació en junio del año pasado y que, desde octubre, cuenta con un local en el antiguo colegio de San Andrés, en el entorno de la plaza Antonio Cova del pueblo marinero.