El largo puente afectó porque el clima "loco" de una primavera casi invernal dio una tregua. Lo cierto es que, pese al afán de chicharreros (y visitantes) por vivir una fiesta más y por reencontrarse con un pasado campesino, entre condumio y vaso de vino, el Baile de Magos de las Fiestas de Mayo, celebrado anoche en el entorno de La Noria, convocó a menos gente que otros años.

"Mojarse" -ligeramente, eso sí- de canariedad fue una razón para ir y estar. Pero, más todavía, el remedo de una noche de Carnaval en primavera. Dos ejemplos: "los disfraces" de aquellos que entienden el festejo como una mera forma de salir de "boncho". Igual que cualquier noche de Carnaval. O el de quienes, o no comieron porque no acudieron a la hora de cenar, o se decantaron por la hamburguesa y la pizza en casa en lugar de las garbanzas o la carne en fiesta de los magos. Lo de anoche es, o debería ser, otra cosa.

La entrada era gratuita, con la salvedad de llevar el traje típico canario. Y como siempre, hubo de todo. Desde el estricto con la vestimenta al que se puso lo primero que encontró. Bufanda por fajín o tenis "para estar cómodo". Con el amanecer, e incluso antes, un complemento clave: gafas de sol.

Las setecientas mesas distribuidas por el casco histórico no se llenaron. De gente, claro, porque desde temprano estaban repletas, no todas, de viandas y bebidas. Los que estaban a las nueve de la noche por La Noria y alrededores eran los -entre familias y grupos de amigos- "elegidos" para la logística de vigilar las diez sillas -casi nunca están completas o no resisten hasta la llegada "del grueso de los magos"- tras encontrar la mesa en el plano que acotó La Noria, Ni Fú Ni Fá y Bravo Murillo o las plazas de Europa y de la iglesia de La Concepción -esta última, no, porque se "vendió" a la Televisión Autonómica para ofrecer un "enlatado" el viernes-.

Fiestas decidió volver a "la mezcla" de ritmos latinos, con las orquestas (a partir de las 23:30 horas, eso sí) y el folclore. El escenario de las primeras fue ubicado junto al remozado puente de El Cabo. La música tradicional canaria y su expresión, los bailes de Taifas, quedó para la plaza de Europa y el Campo de Castro. No faltaron los fieles e incondicionales de las coplas canarias y de "lo nuestro".

Cachorro, chaleco, fajín, camisa y hasta pantalón. Los componentes del traje (auténtico o disfraz) se fueron "descolgando" con las horas. Los primeros rayos del sol abrieron la posibilidad de "empatar" la noche de Magos con el Día de la Cruz. Cosas de las tradiciones, aunque no se cumplan del todo. Cada vez menos.

Ofrenda recuperada

Antes del inicio del Baile de Magos, la plaza de la Candelaria acogió la Ofrenda Floral a la Patrona de Canarias, recuperada ayer, tras cinco años de ausencia en el calendario de celebraciones. El alcalde de la ciudad, José Manuel Bermúdez, y la concejala de Fiestas, Gladis de León, junto a otros miembros de la corporación municipal, estuvieron acompañados por las reinas de Mayo y sus damas de honor. La agrupación folclórica Farutes del Atlántico amenizó un acto que estuvo presentado por el periodista Zenaido Hernández.