Vecinos de Cuevas Blancas-Barranco Grande, en el distrito Suroeste de la capital, expresaron ayer su rechazo al centro para animales exóticos y silvestres que se construye en el antiguo colegio.

Los residentes en la zona no entienden cómo puede haber dado permiso el Ayuntamiento de la capital -es una cesión- para albergar ahí un centro de estas características, con viviendas tan cerca.

Y es que además de criticar que se prive a la zona de un espacio que habían demandado para un uso cultural -en su momento ensayó una comparsa en el antiguo centro docente-, expresan su temor por las posibles consecuencias que podría tener si se escapa un animal del recinto o por los ruidos que estos generen.

"Nos podemos levantar un día y encontrarnos un bicho en la cama", indicó un vecino que vive justo enfrente del centro. "Por no hablar de contagios. Aquí al lago hay una charca con muchos mosquitos y...", añadió.

Y frente a esta denuncia, con temor ciudadano incluido, la versión que ofrece el director de la Fundación Neotrópico, Jaime de Urioste, la organización que se encargará de la gestión del inmueble: el antiguo colegio no perderá su esencia docente, pues se va a convertir en un centro de educación y formación ambiental, con una parte para museo.

El inmueble fue cedido a la Fundación hace ya varios años, pero la presencia de ocupas, por un lado, y los trámites de la licencia, por otro, retrasaron el comienzo de las obras hasta hace unos cinco meses.

Solventados estos problemas, la organización comenzó con la rehabilitación, pues el edificio estaba en estado de ruina, y los trabajos están muy avanzados.

Es más, según detalló Urioste, la idea de la Fundación es que las obras puedan estar concluidas a mediados de verano, para que los primeros campamentos se puedan celebrar antes de que finalice el año.

Hasta el momento se ha actuado en el interior del inmueble, se han construido jaulas de metal para albergar a los animales y se va a mejorar la cancha deportiva con cuartos de baño.

El director de Neotrópico explica que los animales que habrá en el centro serán loros, guacamayos, cotorras de kramer y tortugas marinas, entre otros, muchos de ellos retirados de zonas en las que está prohibida su estancia.

El centro también dará cabida a aquellos animales que sean decomisados por el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. "Sin ningún riesgo para la población", remarcó Urioste. "Se trata de las instalaciones más seguras de la Isla, por lo que no va a haber ningún problema", añadió.