Los vecinos de la calle Rositén, en La Gallega, volvieron ayer a insistir en su vieja petición de que se dote este espacio de un alumbrado público del que carece "prácticamente desde siempre", según aseguran los residentes en un núcleo del Suroeste que "nunca se ha urbanizado del todo". Así lo dieron a conocer en una nueva denuncia registrada en la oficina del distrito.

El DÍA, como ya había hecho hace unos meses, recorrió ayer de nuevo con los vecinos la pequeña vía de apenas cien metros de longitud, en la que destacan como "recuerdos muertos" las dos farolas que la empresa de caramelos que da nombre a la vía colocó en la fachada y que dejaron de funcionar cuando cerró hace seis años.

Representantes de la AV Guacimara registraron ayer la queja. En ella apuntan que, como consecuencia de esta "vida entre tinieblas" vienen "sufriendo en los últimos meses continuos casos de inseguridad por la noche con varios intentos de robo".

En ese escrito reclaman la instalación de alumbrado público en la calle o alguna solución provisional. También piden que "se aclare si existe alguna previsión para arreglar el probema".

Hasta hace poco eran 20 o 25 vecinos los que estaban "hartos de soportar esto durante años". Pero ahora se han añadido dos o tres familias más que han llegado para residir en la zona, en algunos caso con niños pequeños, lo cual "agrava al eproblema". Insisten las fuentes en que "creemos se han pasado la pelota de unas administraciones a otras. Y la casa sin barrer".

Así, a la oficina de distrito del Ayuntamiento de Santa Cruz "nos hemos dirigido en bastantes ocasiones. Argumentan que esta zona es privada (sigue siendo la principal motivación para no actuar) , pero pagamos basura y contribución como todos. Reclamamos servicios, nada más, algunos tan básicos como este, el alumbrado público, el alcantarillado o el asfaltado, porque pasar por aquí en un coche es arriesgarse a perder las cervicales". La calle, de nombre evocador y dulce -Rositén-, como los caramelos "de toda la vida"-, sigue por ahora apagada.