Comerciantes, médicos, farmacéuticos y, sobre todo, políticos, incluidos algunos alcaldes, que dejaron huella en la sociedad tinerfeña de los siglos XIX y XX. Apellidos como Dugour, Serra y Ruz, Zurita Colet, Fernández del Castillo, Topham, Barchilon... Unidos por ser masones. Los más de veinte que están enterrados en el cementerio de San Rafael y San Roque, en Santa Cruz, fueron el centro este año del homenaje de la Asociación Parque Funerario, que llevaba desde 2013 sin hacerlo "por seguridad".

El camposanto abrió desde bien temprano y unas 200 personas acudieron a la convocatoria. Entre ellas los concejales de Salud-La Salle, Yolanda Moliné, y Cultura , José Carlos Acha, áreas que colaboraron. También estuvo Florentino Guzmán, del PSOE, y el exedil Alfonso Soriano.

Tras la intervención de un sacerdote católico y un reverendo anglicano, Juan Manuel Valladares, investigador del mundo judeo-canario, reivindicó el retorno desde Tánger de los restos de miembros de la familia judía de los Barchilon.

Fue crítico al igual que la presidenta del colectivo organizador, Teresa Laborda, en su reseña de la historia reciente de un espacio que data de 1810, donde están enterradas unas 35.000 personas, de distintas confesiones, y es BIC desde 2006. No olvidó Laborda exigir la rehabilitación profunda y definitiva del recinto, que, pese a las mejoras, sigue mostrando huellas de deterioro.

Carlos Benítez, miembro de la asociación, recordó a los francmasones enterrados e incluso a dos que llegaron a Grado 33 cuyas tumbas no se encuentran: José Ruiz Rodríguez, el "constructor" del templo de San Lucas, y José Sierra Alfonso. El homenaje en las tumbas de Manuel Rallo, padre e hijo, simbolizó el de todos los demás masones.

Carlos Berástegui, representante de la Gran Logia de Canarias, cerró, con una mezcla de sentimiento y ciencia en su discurso, la parte fundamental del programa. Recordó en sus sentidas palabras que este es uno de los pocos camposantos donde no se hizo realidad el decreto de Franco que en 1938 ordenaba erradicar en dos meses toda simbología masónica de los camposantos. Recordó a los enterrados ilustres de la Logia Añaza y Comendadores del Teide por su nombre y su apodo "de guerra" como el "Verdún" de Manuel Rallo Borges.

Los calificó como representantes de la lucha por "una humanidad más justa y perfecta" antes de hacer referencia al "paso al Oriente eterno", la muerte. Acabó con una preciosa cita del poeta masón Rudyard Kipling.

La actuación de un cuarteto de música clásica y de la soprano Isabel Bonilla, así como un recital poético de varios rapsodas cerraron una jornada llena de emoción y recuperada tras dos años. El camposanto de San Rafael y San Roque abrirá de nuevo hoy de 10:00 a 13:00 horas.