Dios guarde esta casa. La frase preside la fachada de la vivienda de Mercedes y Knut en el número 82 de la calle Santiago, en el barrio de El Toscal. El pasado domingo, a las cuatro y media de la mañana, se llevaron un gran susto. La fuerza de la lluvia derribó en parte la construcción anexa, el 80, en ruinas hace años. Quedaron tranquilos cuando por la mañana vieron que la pared medianera había resistido aunque con las vigas al aire. Incluso se fueron a desayunar churros, como es su costumbre. Al volver se les vino el alma al suelo porque "había un enorme boquete en la fachada, un grave riesgo". Fue consecuencia de las primeras medidas para garantizar la seguridad porque "arrancaron en lugar de cortar", señalan. Ayer, la Gerencia de Urbanismo afrontó el inicio de trabajos de mayor calado, que durarán varios días. "Un gran alivio", resumen ellos.

Merche, como la conocen, es una toscalera que pasa cinco meses al año en Alemania, la tierra de Knut, donde retornarán a primeros de diciembre, y siete en el barrio. Mantiene su casa, pequeña pero coqueta, en condiciones "aunque la ruina de al lado nos ha dado muchos problemas". El lunes estaba triste y no paraba de llorar. Ayer, sin embargo, recuperó su optimismo natural.

Ahora cree que el concejal de Urbanismo, Carlos Garcinuño, "ha cumplido lo que prometió el domingo". Junto al gerente tocó a primera hora en la ventana y se puso a disposición de la pareja.

Merche se ha dirigido a Patrimonio Histórico del Cabildo y tiene un vídeo de un vecino "que lo grabó todo". Pero no quiere vincular lo ocurrido con la polémica sobre el "eterno" Plan Especial.

Preservar su casa y prestigiar el barrio son las premisas de Merche. Concluye así: "Espero que esta sea la línea de futuras actuaciones". Su "Dios guarde esta casa", ha dado resultado. Dios y el concejal de Urbanismo, Carlos Garcinuño.