Llegó incluso a sustituir en el acervo popular al propio espacio en el que estuvo ubicado durante décadas. De hecho, mucha gente denominaba "Los Paragüitas" a La Alameda del Duque de Santa Elena, ese remanso de piso de albero (aunque no siempre fue así) que va de la plaza de España a la avenida Francisco La Roche. El Ayuntamiento de Santa Cruz ha sacado a licitacion un nuevo espacio de ocio y restauración, un quiosco-bar, que se unirá en breve a la pizzería del Pabellón 1. Esta funciona desde hace un año y permite observar desde su terraza, habitualmente llena, unas extraordinarias vistas al lago surgido de la idea de los arquitectos suizos Herzog y De Meuron.

El nuevo establecimiento estará ubicado en el Pabellón 3, junto a la oficina de información del Cabildo. Son 123 metros cuadrados más otros 130 de terraza. El anterior adjudicatario abandonó la concesión antes del periodo máximo de diez años estipulado.

"Se han revisado las condiciones, con el ánimo de que sea lo más atractivo posible a los inversores, dada su excelente ubicación estratégica", afirma el concejal de Infraestructuras José Alberto Díaz-Estébanez. El canon a pagar será de 3.600 euros al trimestre, es decir 14.400 anuales por un plazo máximo de diez años.

La posibilidad de dotar al recinto de una cocina resulta fundamental para hacer más atractiva la explotación. Será el segundo establecimiento de restauración en una zona ideal para el paseo, el encuentro con la familia o los amigos y tomar algo en una terraza. En el caso del ahora licitado, se sitúa junto al parque infantil lo que permitirá a los padres observar a sus hijos mientras juegan.

Siempre concurrido y punto de encuentro hasta finales del pasado siglo, Los Paragüitas -llamado así por sus características sombrillas- mantuvo el sabor de lo tradicional, ese que tanto gusta al chicharrero, prácticamente hasta el final, aunque la última etapa, como franquicia de una empresa nacional de bocadillos, estuviera marcada por cierto declive. Hasta desaparecieron los paragüitas. Pero quedó la memoria.

Sus cañas y sus aceitunas sirvieron para "cerrar" muchos negocios, sobre todo de quienes venían a la capital desde otros puntos de la isla. Rincón de sombra y de conversación, auténtico mentidero para varias generaciones de santacruceros. Un referente del humor con doble sentido, las anécdotas y la socarronería de un pueblo cuya estela se intenta recuperar ahora, al menos en parte.

El espacio de Los Paragüitas se distribuía en una larga franja entre los dos símbolos característicos de La Alameda -construida en 1787 por iniciativa del Marqués de Branciforte- que debe su nombre a Alberto de Borbón y Castellví, capitán general de Canarias.

Por un lado, el pórtico de tres arcos, réplica del original. Por otro la fuente de mármol blanco que llegó de Génova y ha sido objeto del vandalismo en varias ocasiones. Al pórtico y a la fuente se sumará muy pronto "la estela de Los Paragüitas".