La Gerencia de Urbanismo de Santa Cruz iniciará a lo largo de 2017 el expediente de ejecución subsidiaria para demoler el hotel abandonado en la costa de Añaza, si, como hasta hoy, no se logra localizar a sus legítimos propietarios.

Sobre ese edificio, cuya construcción se inició en 1973, pero que nunca se llegó a acabar, pesa ya una sentencia de derribo dictada por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) en 1998. Sin embargo, nunca ha sido posible dar con sus dueños y, lo que es más importante, que estos se hagan cargo de su demolición.

"Trataremos de encontrarlos", afirma el concejal de Urbanismo, Carlos Garcinuño, quien recuerda que en enero de este año, unas personas se pusieron en contacto con la Gerencia con al intención de adquirir el inmueble. Nada más se supo de ellos.

"Si no se localiza a los propietarios y no se les puede repercutir, lo más que se puede hacer es embargar el suelo para luego subastarlo", puntualiza el gerente del organismo, Roberto Remiro.

Otra cosa es que el terreno sobre el que se levantan los 21 pisos tenga el valor suficiente para hacer frente al gasto que conllevaría su derribo, pues está en zona de servidumbre. El último cálculo que se realizó situaba el coste en más de un millón de euros.

Según sostiene Remiro al respecto, si el suelo no tiene ningún tipo de aprovechamiento lucrativo no tendría sentido subastarlo, pues nadie lo compraría.

En este sentido, Garcinuño insiste en que hay razones de "seguridad" para proceder a demoler al inmueble, que el ayuntamiento trata de proteger para evitar que se produzcan en él accidentes. La asociación de vecinos 8 de Marzo, de Añaza, ha llamado la atención sobre este asunto en varias ocasiones.

"Un edificio inacabado es una infracción urbanística", añade Roberto Remiro, entre las razones que tiene el consistorio para poner en marcha el expediente de ejecución subsidiaria.

La construcción del hotel abandonado se inició, por parte de una empresa alemana, en 1973, en el marco del primer "boom" turístico que vivieron las Islas. Ya culminada la estructura, tampoco la consideraron atractiva en las siguientes épocas en las que se desarrolló el turismo, por lo que quedó condenada al abandono.

"Creemos que la zona es una oportunidad para el Suroeste, para hacer proyectos para el litoral", ha planteado varias veces Samuel García, vocal del colectivo vecinal. Y hace referencia con ello al Proyecto Pasea, una iniciativa para la costa de Añaza y Acorán que, aunque anunciada varias veces, de momento no se ha puesto en marcha.