Cuarenta años de historia, en algunos casos más, en otros algo menos, acabaron ayer en la chicharrera playa de Las Teresitas. Pasadas las doce del mediodía, varios agentes de la Unidad de Intervención Policial de la Policía Local de Santa Cruz (Unipol), acompañados por dos funcionarias de la Gerencia de Urbanismo, iniciaron el precinto de cinco de los nueve quioscos que aún permanecían con actividad: Caracol, T-5, Lucas, Carmelo y El Último.

Sobre ellos pesaban ya otros tantos autos judiciales que avalaban la decisión tomada a finales del pasado año por Urbanismo de decretar el cierre al carecer del título habilitante para ejercer su actividad.

Falta que la Justicia se pronuncie ahora sobre los cuatro restantes, Sara, Ice Cream, Internacional y Di-Fruta. Solo este último permanecía abierto ayer.

El precinto de los chiringuitos se produjo justo un día después de que dos informes solicitados por el alcalde de la capital, José Manuel Bermúdez, a los Servicios Jurídicos Municipales y la Gerencia de Urbanismo, concluyeran que no era viable, desde el punto de vista legal, conceder una licencia provisional a estos establecimientos al carecer, entre otras cosas, de título habilitante que autorice la ocupación privativa del dominio público.

Antes, la Justicia también había rechazado la suspensión cautelar de la resolución de Urbanismo que había solicitado la Asociación Empresarial de Bares y Quioscos de Las Teresitas.

Los propietarios disponen ahora de diez días para sacar de los chiringuitos sus pertenencias. Ayer, tanto en el Lucas como en el Carmelo permanecían encendidos los generadores que les proporcionan electricidad.

Según las diversas fuentes consultadas, durante el precinto se vivieron varios momentos de tensión, sobre todo cuando le tocó el turno al citado Lucas y al T-5, con algunas amenazas al concejal de Urbanismo, Carlos Garcinuño. No pasaron de ahí. Mientras esto ocurría, la actividad en la playa de los pocos usuarios que ayer se atrevieron a darse un baño en las aguas frías de febrero se mantuvo inalterable, salvo las miradas curiosas ante el despliegue.

Los agentes locales permanecerán vigilantes en la playa de Las Teresitas para que, entre otras cuestiones, se cumpla el precinto.