Genaro llegó de La Gallega y Felipe de Añaza. Uno, con año y medio de experiencia en estas lides solidarias, apuntaba en un cuaderno. El otro, con menos tiempo "de reparto", aguardaba. Estaban entre la treintena de voluntarios que la mañana de ayer esperaban en la entrada lateral que da a la Senda Epina de la sede de la AV García Escámez. Igual que Conchi, Agustín, Moisés, David o Pablo. Todos acudieron a la llamada de África Fuentes, el "ángel" de los necesitados, para descargar los 18.400 kilos de comida no perecedera procedentes del FEGA (tercera y última fase de 2016) a repartir entre 3.000 personas.

Fernando y Juan Gerardo, representantes de Bancoteide, llegaron poco antes de las 10:30 horas. Unos diez minutos después apareció el camión cargado de alimentos.

Los sentidos gritos de "vamos, señores" y "chicos, arriba" precedieron a la cadena humana que fue descargando las cajas de garbanzos, arroz, legumbres, leche... Una sola fuerza para depositar los productos en el almacén, aunque las razones para estar allí sean variadas. Desde la solidaridad pura a la "redención" o, simplemente, cumplir con servicios sociales que traducen alguna mala conducta anterior. Marcos tercia: "Aquí todos somos iguales, compañeros".

África -entre historias de una niñez "de hambre", origen de su afán por ayudar, y vivencias sobre la imaginería religiosa que merecerían un reportaje aparte- se desvive. Atiende a los medios de comunicación, a los representantes del Banco de Alimentos o a concejales como Zaida González y Carlos Correa, a los que agradece "su ayuda". Pero, sobre todo, a "mis chicos", incluida su "segunda de a bordo", Rocío, o Andrés, otra persona clave.

Mañana llegará el momento de repartir a los necesitados. Esos 3.000, en turnos escalonados de 150 o 200. Como el del ejemplo que relata África: "Vino un señor muy mayor, recién llegado de Venezuela, y me dijo que no tenía que comer. Me dio tanta pena que solo me salió abrazarlo fuerte. Y darle la comida".