Se lo dijo la concejala Yaiza Afonso a su compañero en los plenos de Santa Cruz José Carlos Acha: "Es vergonzoso que no apruebe la moción. Tiene algo personal conmigo desde lo de la bandera (de las siete estrellas)". El edil del PP le contestó que él solo intentaba justificar el "no", en principio "por el coste", a colocar sendas placas (2) en los lugares donde nació y vivió en la capital tinerfeña el fundador de Gaceta de Arte, Eduardo Westerdahl. Si se hiciera con él habría que poner una "donde se tomó un cortado" una larga lista de próceres. Tampoco aceptó el grupo de gobierno un convenio desde el pleno -porque "las cosas no se hacen así"- con el museo del Puerto de la Cruz dedicado al surrealista. Esa palabra, "surrealista", surgió espontánea del público cuando el edil de Ciudadanos, Antonio Blanco, calificó lo ocurrido de "ciencia ficción".

Acha recibió con deportividad la hilaridad y la sorna, incluidas sus filas, que despertó el rechazo. Ofreció toda una retahíla de nombres de ilustres que como el señor Westerdahl ya tienen honores en la ciudad, en este caso una calle. El alcalde terció para "explicar la explicación".

Bermúdez estuvo ayer al quite para cerrar prácticamente todos los debates. De la homofobia de "Hazte oír" al cierre solicitado del CIE de Hoya Fría o el respaldo a bomberos y estibadores. Pero estuvo realmente sembrado al hablar en clave respecto al apoyo a los quiosqueros de Las Teresitas. Planteó en ese foro que "es mejor trabajar en la sombra que salir en la foto", para dejar claro que "si no aceptan la transaccional (ofrecida por Díaz-Estébanez), vamos a apoyar igual la moción, pero declinó cualquier responsabilidad sobre que los servicios jurídicos y administrativos de esta casa admitan lo que piden". La oposición se quedó con el pie cambiado, pero un guiño a distancia entre Ramón Trujillo (IUC) y el presidente de los quiosqueros, Antonio López, sirvió para el desbloqueo. Oído cocina y aceptar el texto transado.

Bermúdez estuvo bien para el público, pero la teniente de alcalde del PP, Zaida González, aún mejor. Elena Mateo, del PSOE, la calificó, además de concejala de Asuntos Sociales de facto por la ausencia de Óscar García (de viaje), y de filóloga, porque "se permite decir que moción está bien o mal redactada". Zaida se sintió "insultada" por ella y por Asun Frías, de SsP, que hasta pidió "que retire lo dicho". En sus dos o tres discursos largos, González planteó dejar de lado la ideología y la política para no caricaturizar temas muy serios. Serían los demás, porque su dialéctica siempre tuvo tintes políticos y en algún momento, como otros, bordeó la caricatura en asuntos como el del CIE de Hoya Fría (rechaza el cierre) o la pobreza, cuyos índices suben, según Zaida, "en esos países raros que les gustan a ustedes" en alusión a Si se Puede e IUC -"¿Corea del Norte?"-.

El "enredo reglamentario" final con las preguntas de fiscalización -tal vez sería por el Carnaval- hizo justicia al tono surrealista. Ocho horas después de empezar el pleno y previa lectura por el secretario de varios reglamentos, decidió el alcalde, que dio a elegir: "¿Oral o por escrito?".

La mayoría tuvo compasión y decidió contestar por escrito, el PSOE retiró las tres últimas, pero Zaida González (genio y figura) se negó y contestó las que le correspondían a ella o a Óscar García, su "alter ego" ayer. Daba igual porque casi nadie se enteró. Ni de las preguntas ni de las respuestas.