No se atreven a asegurar cuál es el secreto de su éxito, que, sin duda, existe, pero al tratar con ellos se atisba cuáles pueden ser las razones de que Priya, una tienda de electrónica ubicada en la calle La Rosa, cumpliera el pasado sábado, 29 de abril, 30 años.

Priya y Prem son ahora sus jóvenes propietarios, aunque fue su madre hindú, Poonam, la que puso la semilla de un negocio familiar que ha sorteado a estas alturas bastantes dificultades.

Primero en el centro comercial Hollywood, cerca de la plaza del Príncipe, y más tarde -desde hace 20 años- en la toscalera calle La Rosa, Priya ha sabido adaptarse a los cambios que se han sucedido a lo largo de los años para seguir siendo hoy un referente en el mundo de la electrónica, sobre todo en accesorios. También, como añadido, venden teléfonos móviles.

Claro que no siempre fue así. Priya nació, según relatan sus actuales dueños -ya son la cuarta generación, con bastante ADN canario-, como respuesta a lo que se demandaba esos años -finales de los 80-: la venta de repuestos para los aparatos electrónicos que se usaban en ese momento, vídeos, radiocasetes, etc. Ya desde entonces, Priya se había convertido un referente en el sector.

Eran los años en los que los turistas, sobre todo peninsulares, veían a las Islas como un destino barato para comprar aparatos electrónicos. Y lo era. Ahí están los responsables de Priya de testigos, aunque su clientela fue siempre más bien local.

Pero los tiempos fueron cambiando y las reparaciones de los obsoletos artilugios fueron disminuyendo, por lo que fue necesario dar un giro al negocio que había fundado Poonam, nieta de otro emigrante hindú que había llegado a comienzos del siglo XX a Canarias en uno de los primeros barcos. Entre todos lo fueron consiguiendo.

Con la llegada y desarrollo de los centros comerciales, primero, y, más tarde con la crisis, los "herederos" de Priya optaron por una decisión que, a la postre, fue inteligente: la especialización.

Agujas para tocadiscos, baterías especiales, cables "raros" -HDMI de treinta metros, por ejemplo- o alimentadores de corriente son parte de la oferta que ha hecho de la tienda familiar de la calle La Rosa un negocio especial.

"El hecho de habernos mantenido se debe no solo a la estabilidad, sino a la especialización. Si nos hubiésemos dedicado al más de lo mismo no hubiéramos resistido", asegura Priya, quien, no obstante, reconoce con cierta tristeza que no han sido ajenos a la crisis. El saldo, la reducción de dos empleados.

Con todo, Prem asegura que están dispuestos a seguir en la misma línea "hasta que nos echen las grandes superficies". Y aunque lo afirma sin perder el humor, tiene clara una cosa: "Quiero jubilarme aquí".

Y seguro que lo hará. Tanto él como su hermana seguirán atendiendo con la misma alegría de siempre y, sobre todo, con el amor que solo Priya (ese es su significado en lengua hindi) puede dar.

Eso sí, que nadie espere una explicación de por qué la relación tan estrecha de los hindúes con la electrónica y los bazares. Al menos Priya y Prem no la tienen.