Se llama Solican (Solidaridad Canaria) y no es una librería cualquiera. En ella, los libros son los protagonistas no solo por lo que cuentan, sino por lo que generan: solidaridad.

Fundada hace más de una década por Luis de la Cruz, un "empedernido lector" vinculado siempre a las ONG, Solican dio sus primeros pasos en el Centro Comercial Puntalarga, en Candelaria, "en una mesita", y creció más tarde en un local del santacrucero mercado Nuestra Señora de África. Desde hace dos años, la librería solidaria ocupa un local de la calle Padre Anchieta, paralela a San Sebastián.

"Siempre había trabajado con las ONG, ayudando a la gente. Pero llegó un momento en el que me planteé que no podía seguir pidiendo dinero a los pobres para los pobres", afirma De la Cruz, quien, con ese mismo argumento, justifica el nacimiento de Solican.

El funcionamiento es tan sencillo como vender libros donados a un módico precio de uno y dos euros. Todo con un fin solidario. "Desde que empecé noté que el fenómeno era bueno", reconoce. Y no solo lo fue, sino que lo sigue siendo, porque la entrada y salida de gente que trae y compra ejemplares es constante.

Miles y miles de libros se acumulan en las estanterías del local de dos pisos -primero y sótano- de la calle Padre Anchieta, entre las que se pueden encontrar verdaderas joyas. Solo es cuestión de tiempo, y de tener buen ojo.

Según explica De la Cruz, algunos libros entran y salen a la misma velocidad que los leen quienes los adquieren, que son muchos y muy variados: estudiantes, médicos, abogados, jubilados...

Otros, sin embargo, van a parar a manos de coleccionistas, que han encontrado en Solican un auténtico filón. Aunque estos son menos, se han producidos casos muy llamativos, con la adquisición de libros por uno o dos euros que en otros foros se pagaban por miles.

"Y hay gente que lo reconoce y te deja una parte, pero otros, incluso, te regatean", subraya el responsables de Solican, quien insiste en que el objetivo de la ONG no es ganar dinero. "Hay que vender al menos mil libros al mes para pagarlo todo. No quiero meterme dinero en los bolsillos", enfatiza.

Y es que la vertiente solidaria de la organización es bastante variada. Aunque el principal objetivo es ayudar a un asilo de ancianos de Tacoronte que recoge gente de la calle, también organiza, cada cuatro meses, una campaña para recolectar medicamentos que luego son enviados al Sahara, y en Navidad hace cosas para los niños. Solidaridad en estado puro.

Y por si hubiera alguna duda sobre las preferencias, en esta librería también las hay: "Los estudiantes que se tiran por los clásicos y por la Filosofía", afirma Amalia Reforzo, esposa de De la Cruz y responsable también de Solican. Por cierto, ella misma es la que reconoce que el mayor reto que tienen en el local no es otro que colocar los libros en su sitio para que sean fáciles de encontrar. Y no es de extrañar que sea así teniendo en cuenta el volumen de ejemplares que manejan. Eso sí, a buen precio.