Javier Nóbrega (Santa Cruz de Tenerife, 1968) tiene tanta destreza con el lápiz para ingeniar una letra que para definir la identidad de un grupo con un dibujo. En su haber, una veintena de logotipos.

El más pequeño de seis hermanos, cambió la grada por la tarima. Este vecino del hospital militar recuerda su experiencia en la "aldea gala" en la que quedaba reducida la afición de Bambones entre los simpatizantes de Singuangos y Mamelucos que se repartían la plaza de toros. Aquella afición escandalosa le cautivó y acabó lleno de globos y confetis, hasta su pasó de la silla a la fila.

En 1992 decidió dar el paso, junto a Mario González y Fran Cedrés. Un alumno de Fran les hizo de padrino. Ya en el local, Primi Rodríguez les dio la bienvenida así: "Si vienen a buscar premio se equivocaron de murga".

Desembarcó en la fila en 1992 y estuvo hasta 1995, porque en 1996 presentó su proyecto de fin de carrera como aparejador. No salió en la fila, pero hizo su primera canción con Mario: "Misión imposible", que pasó "sin pena ni gloria", apunta. Esa edición se estrenó otro grande: Julio Alexis Fernández Calzadilla, que montó precisamente esa letra que Bambones llevó a final. La experiencia fue tan "positiva" que Nóbrega decidió dejar de escribir para siempre.

En 1997 regresa a Bambones y Primi deja la murga en 1998, por lo que piden ayuda. Se atreve Nóbrega a escribir "Para ti, sin cariño" (sobre los canariones), y se reconcilia con su autoestima.

En 1999 regresa Primi y se formaliza el actual grupo de letristas, con Julio Alexis, Agustín, Mario, Primi y el propio Nóbrega. Desde 1999 y hasta la fecha han sumado colaboraciones de Jonás González, Carlos Bausell o Airam Bazzocchi, entre otros.

Y ya en los últimos años, el reencuentro con Jordán y Juanjo, los letristas de Nóbrega, seguía como público. "Jordan dice que el grupo de letristas le ha ahorrado mucho en psicólogos".

Nóbrega abre el tarro de las esencias de las letras de Bambones, donde las ideas de los componentes facilitan el inicio del trabajo con ocho o nueve posibilidades. Se escruta cada tema y se analizan las ópticas que permiten, para alternar humor con crítica entre estrofas, para que fluctúe el tema. Gracias a que no padecen problemas de egos, admite, la mayoría de las letras son el resultado de muchas manos. ¿Qué estilo prima en sus letras? Nóbrega lo tiene claro: "Intentamos sorprender en cada música", con una estructura clara, con cinco músicas de un minuto y medio cada una.

El pasado Carnaval cumplió 25 años sobre las tablas.

Junto a su faceta como letrista, su condición de diseñador. Desde pequeño siempre le gustó pintar, y ya en 1992, el mismo año de su estreno en Bambones, hizo su logo que hoy es una de las marcas más reconocibles del Carnaval, incluso antes del pasacalle que escribió Primi Rodríguez en 1996 y que es un himno de las murgas.

El anagrama que realiza a cada grupo es el resultado de una investigación minuciosa para que plasme la imagen que persigue dar la murga. Alguno logos incluso han sobrevivido a la murga.

Junto a logotipos, ha diseñado en cinco ediciones disfraces que lucieron Bambones -alguno tan célebre como el que pintado a mano y que logró el segundo premio de Presentación- o de Marchilongas.

También ha sido el autor de los populares sellos gaditanos encargados por el Aula de la Cultura del Carnaval de la tacita de plata y en los últimos meses hasta ha aceptado encargos de realizar bocetos murgueros a la medida de barrigas de embarazadas, en el colmo del "friquismo"... No será la primera vez que ve uno de sus logos tatuados o recortados en una cabellera. Tener un logo de Nóbrega es un sello de calidad. Ayer, la infantil Pita-Pitos presentó el suyo, renovado, y en breve lo harán Raviscuditos, de Tacoronte, o Trinkosos, de La Orotava. Y es que Nóbrega es el letrista que pinta el Carnaval, y lo hace arte.