Pasan meses, incluso años, y todo sigue igual. Lo que parece la letra de una canción no es más que la viva realidad del área de esparcimiento más grande -y más abandonada- de Santa Cruz: el parque de Las Mesas.

Aunque estaba llamado a ser uno de los puntos de referencia para la combinación del ocio y la naturaleza de la capital, el parque sigue anquilosado y en una situación cada vez más precaria.

Es más, entre la denuncia que ya hizo este periódico en mayo de 2016 y esta, con algo más de un año de diferencia, ha habido cambios, pero a peor.

La gente sigue entrando al recinto sin ningún tipo de control, se sigue haciendo fuegos en zonas no habilitadas para ello -en realidad no existen-, y la basura se acumula en varios puntos del área recreativa.

Como un ejemplo más, el sucedido el pasado fin de semana. Lo relata el guarda rural de la zona de Anaga, acostumbrado ya al "abandono" al que las autoridades han sometido a Las Mesas. "Tuve que invitar a unas 80 personas a que abandonaran el recinto. Estaban haciendo una chuletada, sin control, con el riesgo de incendio que eso implica. Además, dejaron basura esparcida por la zona", cuenta.

Pero no fue el único caso. También hizo lo propio con otro grupo de adolescentes que, en este caso, usaban lo que algún día podría ser un restaurante -hoy es una estructura con hormigón y hierros a la vista- para organizar una fiesta.

"El recinto está lleno de basura, con botellas rotas, lo que conlleva un peligro extremo porque, además, está a oscuras y sin ningún tipo de medida de seguridad", destaca este profesional.

De ambos casos tuvo constancia la Policía Local de la capital, que fue alertada por el guarda rural. "La gente fue muy respetuosa. Hicieron caso y abandonaron el recinto", reconoce.

Al relato del desastre en el que se ha convertido el parque de La Mesas se suman otros aspectos que incrementan el riesgo para los usuarios como arquetas sin tapa, puertas de baños rotas, cristales en el suelo o paredes a medio caer. "Y mucha basura. Los contenedores llenos y no aparece nadie para hacer una limpieza. Solo están esperando a que haya una desgracia", enfatiza el guarda rural.

Y si el espacio recreativo presenta esta imagen, la que muestra la vía que lleva hasta él no se aleja mucho de ella. Compartida por los ayuntamientos de La Laguna y Santa Cruz, la calle está también llena de todo tipo de basuras: preservativos, jeringuillas, botellas... Sobra decir que esta es la zona preferida, según el guarda, por las parejas que buscan algo de intimidad.

"Se pide limpieza y seguridad en la zona, y un cartel en el área recreativa que indique que está prohibido hacer fuego y que está prohibido el acceso al parque", reclama este profesional. Solo faltaría añadir: "Al menos hasta que la instalación esté en condiciones".

Una obra condenada

El área recreativa de Los Campitos parece estar condenada al fracaso. Aunque han sido varios los intentos de mejora, siempre ha chocado con algún impedimento. Por ejemplo, hace unos tres años, y tras cinco de obras, el Cabildo de Tenerife se vio obligado a resolver el contrato con la empresa que se encargaba de los trabajos de mejora de la zona recreativa por determinado retrasos. El proyecto original data de 2002.

Ahora, la Corporación insular anuncia que está a la espera de que Intervención dé el visto bueno al proyecto -podría ser a lo largo de la semana- que permitirá reabrir la instalación "con las condiciones mínimas de seguridad". Eso sí, según indican desde el Cabildo, el proyecto de envergadura, de rehabilitación integral del espacio, dependerá del Ayuntamiento de Santa Cruz, aunque se materialice en colaboración con la Corporación tinerfeña.

El concejal de Servicios Públicos de Santa Cruz, Dámaso Arteaga, ha reconocido en alguna ocasión que los vecinos de la capital llevan demasiado tiempo esperando por este parque y que no ha habido suerte con la obra, porque se ha dilatado en el tiempo de manera excesiva.