Son pocos. Apenas dos familias y siete afectados en total, pero, aseguran, "pagamos nuestros impuestos como cualquier otro ciudadano y parece que este tramo de la calle no existe. Llevamos décadas reclamando que lo empichen, hemos recibido muchas promesas, pero a día de hoy sigue de tierra". Lo decían ayer, durante la visita de este periódico, los vecinos del tramo final de la calle Aguileña, en el barrio de La Gallega, al Suroeste de Santa Cruz. Son unos cien metros sin asfaltar, a partir de un poste "donde parece que se acaba el mundo".

"Llevamos aquí 40 años y no hay manera. Cuando llueve fuerte el barro nos come y ya nos cuesta hasta llevar la basura a los contenedores a unos 150 metros". Lo dice Ángela, que hace 57 años que comparte la vida con su esposo, José Ramón. Tienen el problema igual que la otra familia que vive allí. En este caso, explican Pili y Yolanda, madre e hija, "somos cinco personas que hemos pasado de todo". Lo más reciente ha sido "la limpieza de las malas hierbas por las cuadrillas del convenio de empleo. Llegaron hasta el poste dichoso y dijeron que no tenían orden de seguir más allá. La buena voluntad del responsable hizo que limpiaran este tramo".

Menos de cien metros separan a quienes lo sufren "de la civilización". Recuerdan que "antes de las elecciones de mayo de 2015, vino el alcalde y nos prometió que en unos días estaría asfaltado. Han pasado ya más de dos años y nada, seguimos igual".

Yolanda recuerda: "Hemos estado tan lejos de la realidad que solo hace un año, después de 24 de habitar la vivienda (de autoconstrucción y donde ella nació hace 25), nos han puesto el número de la calle, cuya falta originó un montón de problemas, de correspondencia y demás. Es el 24 y lo pusieron 24 años después".

Insisten las fuentes en que "nos merecemos un poco de atención, un mínimo, porque vienen a pedir el voto pero luego se olvidan de nosotros. Lo hemos llevado a la asociación de vecinos y al facebook personal del alcalde pero sin ningún resultado hasta el momento".

La calle era en origen de tierra pero, apuntan las fuentes, "hace unos 15 años se empichó hasta el poste de madera. En dos ocasiones, en sendos planes de barrio, se planteó culminar el asfaltado pero todo quedó en nada al parecer porque resulta costoso, o al menos en lo que nos han dicho".

Estos residentes en La Gallega concluyen: "Nos sentimos ciudadanos de segunda. Las ratas son gatos, hay pulgas y mosquitos o el rastro de las defecaciones de animales domésticos que, como esto es de tierra, traen aquí de otros lados. Enfrente está el canal, que repararon en su día y las últimas lluvias volvieron a romper, y un solar abandonado que valló el ayuntamiento porque dicen que es de su propiedad ¿Y nosotros?".