Un grupo de casacas rojas marchaba al mediodía de ayer entre dos filas de miembros del Batallón Canarias por la plaza de la Candelaria. Iban camino de La Alameda del Duque de Santa Elena para reembarcarse tras haber sido derrotados en su intento de conquistar la plaza. Exactamente igual que hace 220 años, en 1797. Derrotados, pero no humillados.

Porque el comportamiento de los defensores españoles volvió a ser ayer, como entonces, a finales del siglo XVIII, exquisito. Lo cortés no quita lo valiente.

La mañana comenzó con la ceremonia que recreó la "Firma de la Capitulación". Esta escena y "El reembarque de las tropas británicas" son las dos que reproducen los cuadros de Pedro de Guezala y han sido la base para la actuación, seguida por numeroso público en la mañana del domingo.

Frente al Palacio de Carta se instaló una tarima y los representantes de los dos bandos firmaron el acuerdo para la capitulación de los ingleses. Por megafonía se dio lectura a los términos de la misma y, posteriormente, a las cartas que se enviaron mutuamente los jefes de ambos bandos, el general Gutiérrez y el contraalmirante Horacio Nelson.

El último acto de la intensa mañana fue la reubicación de la restaurada ancla del "HMS Theseus", buque insignia de la flota británica, en su emplazamiento tradicional de la Rambla frente a la Comandancia de Marina.

Encabezados por su presidente José Manuel Ledesma, los miembros de la Tertulia del 25 de Julio que cada año, desde 1997, asesoran y velan por el correcto desarrollo de los actos de estos días acompañaron a los representantes institucionales a reubicar el ancla restaurada, cuyo coste -8.000 euros- ha afrontado la Autoridad Portuaria de Santa Cruz.