Ocurrió en noviembre de 2016, en un episodio que generó enorme controversia en el barrio, y volvió a repetirse ayer. Un operario de una empresa de fumigación que trabaja para el Ayuntamiento de la capital encontró ayer, en San María del Mar, una caja de comida de la que reparten las ONG a personas con necesidad junto a un contenedor de basura.

El hallazgo se produjo en un depósito que hay en la calle Salto del Ángel, cerca de la carretera general, y de él dio cuenta Lolo Dorta, portavoz de la Plataforma 29-E que en esos momentos acompañaba al operario.

En la caja había alimentos variados como pasta, gofio, lentejas, cacao, zumos y latas de conservas, entre otros, y todos con buena fecha de caducidad. Es más, algunos de los productos no vencían hasta el año 2025, mientras que otros lo harían en 2018 o 2021.

"Cuando nos acercamos salían ratas de la caja, había excrementos de ellas dentro y algunos alimentos estaban comidos, lo que hace ver que llevaba allí al menos un día", aseguró el portavoz de 29-E, quien indicó al respecto que con los días de calor estos animales se han multiplicado en el barrio.

De cualquier manera, y como no es la primera vez que se produce un hecho similar en este punto del distrito Suroeste, Dorta se preguntó cuándo va a "controlar" el Ayuntamiento de Santa Cruz, el IMAS, el Banco de Alimentos e, incluso, la Comunidad Europea, que estos alimentos, en su mayoría procedentes del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) y de Bancoteide, "sean repartidos a familias con necesidad real y por entidades que hagan su labor dignamente". "No existe un control real del reparto de estos alimentos", insistió.

Ya a finales del año pasado, cuando se conoció un caso similar al que sucedió ayer, el asunto generó una gran controversia en el barrio. En aquella ocasión, la denuncia la hizo el presidente de la ONG Sonrisas del Suroeste, Nelson Concepción, tras aparecer durante tres días consecutivos distintas cantidades de alimentos junto a contenedores de basura.

La situación se fue enredando de tal manera que acabó con denuncias por agresiones y la ONG repartiendo la comida custodiada por la Policía Nacional.