"Estamos hartos de tanta mierda". La afirmación la realizó ayer un vecino del barrio de Azorín, en el que se ha detectado un repunte de los actos incívicos por parte de personas que usan los distintos recursos sociales de la zona.

La convocatoria la había hecho la asociación de vecinos Azorín para mostrar la situación en la que se encuentran los jardines contiguos a la sede del colectivo, y a ella se sumaron varios espontáneos, cada uno con una queja sobre la situación de la zona.

Los espacios de tierra y árboles que hay alrededor del inmueble, que solo están separados de la acera por una pequeña franja de plantas, se han convertido en el escondite perfecto para que los indigentes hagan sus necesidades fisiológicas. Al margen de otras actividades menos naturales.

Papeles, latas, ropas viejas y gran cantidad de excrementos humanos son visibles desde el patio de la asociación, e, incluso, desde la acera que hay alrededor. "Esto es insoportable", denuncian desde el colectivo vecinal.

A ello se une la existencia, desde hace unos días, de un colchón, que alguien usa para pernoctar, y la de varios cartones, también usados para dormir por personas sin hogar.

El repunte en esta zona se produce tras las quejas vecinales del residencial Ramiro de Maeztu, ubicado frente a la zona verde que existe en la confluencia de las calles Ortega y Gasset, Reyes Católicos y Ramiro de Maeztu. "Se pasaban el día allí y luego entraban a los jardines del edificio a hacer sus necesidades", confirma un residente en este inmueble.

"Si continuamos así vamos a solicitar una reunión con el alcalde. Este barrio requiere un servicio especial de limpieza, y no solo cuando los vecinos se quejan", enfatizan desde la asociación de vecinos Azorín.

Desde el colectivo vecinal insisten en que Azorín "no es un barrio cualquiera". Y con ello hacen referencia al "peso social" de este núcleo, que acoge recursos sociales tan importantes como el albergue municipal, el centro de metadona y el enclave de chabolas ubicado junto al pabellón Pancho Camurria.